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EXCURSIONES: LA CUERDA DE CUELGAMUROS

Una cruz en el camino

El alto de los Leones es uno de esos pasos históricos que se llevó el diablo de las prisas -dejándonos a cambio el túnel de Guadarrama- y que, como le sucedió al vecino puerto de¡ Arcipreste de Hita, cualquier día amanecerá devorado por los brezales y el olvido.Los radares del Ejército del Aire y la estatua leonina que conmemora la construcción de la primera carretera -superatus montibus fecit, reza la inscripción de 1759- servirán entonces de hitos a los últimos románticos de la sierra. Y en Versalles, el lienzo que evoca el tránsito de Napoleón por estas alturas, apeado de la cabalgadura para inflamar los ánimos de sus ateridos soldados, será tomado por alguna correría del emperador en los Pirineos o en los Alpes.

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Senderos nevados

En espera de que llegue ese día, el puerto de Tablada o de Guadarrama o de los Leones seguirá siendo el punto de partida ineludible para emprender una excursión de 20 kilómetros a lo largo del cordal montañoso que arropa el Valle de los Caídos: la cuerda de Cuelgamuros. Una de las caminatas, ésta, con una de las mejores y mayores vistas del mundo.

La primera prueba de ello la tenemos nada más empezar el recorrido. Al rato de abandonar el alto por una pista forestal que sale en dirección sur. Desde Cabeza Líjar (1.824 metros), que antes de ser mirador serrano fue búnker de la Guerra Civil, se dominan las tres provincias que en él confluyen -Madrid, Segovia y Ávila-, dos sierras -Guadarrama y Gredos- y es posible, además, alcanzar una paz espiritual que dura para una buena parte de la semana.

Más adelante, el cerro de la Salamanca (1.786 metros) nos depara tres cuartos de lo mismo; sólo que aquí, además, hay un refugio de esos que Icona encargaba antes al por mayor, con escalinata y pórtico de mampostería, igualito que una ermita románica.

Entre este cerro y el siguiente observatorio natural, el risco del Palanco, media un trecho de casi cinco kilómetros. Una tirada larga, por tanto. Los no versados en el manejo de la brújula, la interpretación de los mapas y otras. disciplinas del senderismo nada han de temer, pues todo el recorrido, desde el alto de los Leones hasta el Abantos, está señalizado con trazos horizontales blancos y rojos pintados sobre penas, troncos, vallas... No significan que haya toros sueltos, ni antiguos campos de minas, ni nada por el estilo. Quieren decir que andamos por el sendero de gran recorrido G. R. 10, que enlaza el litoral valenciano con Lisboa e hilvana las crestas de la sierra desde el pontón de la Oliva hasta El Escorial.

Borrachera visual

Después de otear el grandioso valle de Pinares Llanos, La Cepeda, Cueva Valiente y Peguerinos, lo normal es que el caminante no se sacuda de encima la borrachera visual hasta casi darse de narices con la infinita tapia que delimita la finca del Valle de los Caídos.Los 150 metros de la cruz -300 desde la explanada de entrada a la cripta- y sus 201.740 toneladas gravitan en adelante sobre la atención de los excursionistas, quienes tras auparse a unos peñascos vecinos del refugio de la Naranjera -otra ermita- obtienen una perspectiva bastante postalera del asunto. En este lugar, sin duda, la foto obligada. Con la bendición de tamaño crucero y tamaños evangelistas -las esculturas de 18 metros labradas por Juan de Ávalos y adosadas luego al basamento-, más de uno se hará la ilusión de no tener que afrontar adversidades en lo que queda de jornada. Craso error. El cerro de San Juan, con sus 1.735 metros y sus laderas entorpecidas por arroyuelos helados, se revela pronto como una cumbre de primerísima categoría. Como recompensa por semejante ascensión, y como curiosidad histórica, es posible visitar también uno de los pozos de nieve mejor conservados.

El pozo data de los tiempos de Felipe II y estuvo sufriendo de tan perecedero bien hasta 1934. Las 230 toneladas de nieve que en él cabían eran suficientes para para mantener bien fresquita a la Corte hasta bien entrado el verano.

Desde aquí sólo unos pasos nos separan de la cima del Abantos (1.754 metros), última atalaya del día. A mano derecha, las Machotas. A nuestros pies un paisaje digno de ser fotografiado: El Escorial, Valmayor y la nube cancerígena.

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