Calma chicha en Belgrado

No hay pánico en Belgrado tres días antes del vencimiento del ultimátum de la OTAN para la retirada de la artillería serbia de las colinas que cercan Sarajevo. La televisión oficial informa sobre los contactos diplomáticos y los preparativos militares de la OTAN como si las amenazas del bombardeo afectaran a algún país lejano y no a un territorio a tan sólo 300 kilómetros de la capital serbia. Los altos mandos del Ejército yugoslavo mantienen silencio y rechazan contactos con la prensa. Ahora no amenazan a Occidente ni prometen, al menos públicamente, ayuda militar inmediata a los hermanos serbios en caso del bombardeo.El enviado especial de Moscú, Vitali Churkin, se ha reunido, sin parar desde el sábado pasado, con los diferentes protagonistas del conflicto balcánico. Tras entrevistarse tres veces con el presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, Churkin acudió ayer a Pale, sede política de los serbios en Bosnia, para mantener una nueva reunión con el líder serbio Radovan Karadzic. Churkin aseguró que los serbios bosnios han acordado retirar todo su armamento pesado de Sarajevo y que 400 cascos azules rusos, actualmente desplegados en Croacia, se trasladarán a la zona para asegurar la retirada. Karadzic aseguró que había aceptado la propuesta rusa y dijo: "Creemos que la guerra, por fin, ha terminado en Sarajevo", una más de una serie de declaraciones optimistas asegurando que no habrá necesidad de bombardeos.

Nó hay recomendaciones a la población, como sucedió en 1992 y 1993, sobre limpiar los sótanos y los refugios ante un eventual ataque aéreo contra Belgrado; tampoco hay especulaciones sobre una posible extensión del conflicto al territorio yugoslavo.

Los dirigentes de los partidos de oposición en Serbia tampoco opinan públicamente.. El carismático líder opositor Vuk Draskovic señaló desde Roma: "Siento que el mal está más cerca que nunca", y expresó su confianza en que los serbios de Bosnia harán lo que exige la OTAN.

Esta aparente distensión ha disuadido a las 60 personas que componen la comunidad española en Yugoslavia de aceptar la evacuación propuesta por la Embajada española en Belgrado, que planeaba organizar un viaje colectivo en autobús. "Tan sólo dos personas expresaron su deseo de irse", aseguró un diplomático. El personal de la Embajada española tampoco ha evacuado a sus familiares.