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Los británicos ponen color y desafío en el Salón Gaudí

El espacio que en la nueva edición del Salón Gaudí se dedica a las vanguardias lo han cubierto con éxito los ingleses: además de ideas coloristas y desafiantes no siempre fáciles de llevar hasta la calle, pusieron color entre un público acostumbrado a la rigidez de formas y a la uniformidad en el color. El salón, que se desarrolló en el recinto ferial de Barcelona, fue clausurado anoche.Storey hizo de lo difícil lo posible y trajo hasta la majestuosa pasarela del Palau Nacional a la nueva Cencienta envuelta en rasos, terciopelos y, para sorpresa de todos, plástico del que el Ayuntamiento de Barcelona usa en sus servicios de limpieza.

Esta británica, cuyos trabajos han sido aplaudidos en muchas ocasiones en el resto de Europa, ha dedicado a Barcelona sus últimas creaciones haciendo gala de una exagerada distorsión temática: acentuación máxima de cortos y largos en una misma prenda, colores estridentes al lado de la elegancia que da el blanco y negro, la fuerza del rojo infierno junto a los alegres cuadros escoceses. A todas las cenicientas les quedó, al final, un resto de ceniza en sus cabellos.

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Joe Casley exhibió la moda de las pelucas plateadas sobre las cabezas de todos sus chicos, mezcló el color, las formas y el descaro que, sobre todo en los países anglosajones, se vivió entre los últimos años de la década de los sesenta y en los primeros de la de los setenta: pantalones ajustados, o no; chaquetas largas, o no; ya hemos dicho que todo vale: cuadros, rayas, jerseis cortos luciendo pico, como para dar una oportunidad al hortera, servir de desenfado al ejecutivo y permitir a los jóvenes ser otra vez rebeldes.

Vanguardismo

Quizá sean Mila & Tucho Balado los creadores españoles que han ofrecido más datos vanguardistas. Destacan por ser originales: faldas cortas terminadas con blondas -chalecos sobre transparencias- y presentar lo clásico descargado de todo su rigor. Los trajes y chaquetas cumplen con su función, pero se advierten juveniles y llenos de color; y, en la misma línea, los pichis sobre largas camisas, el punto, muy elaborado, y el terciopelo.Menos agresivas, pero muy comerciales son las colecciones presentadas por el colectivo gallego, entre las que destaca por su proyección internacional la de Gene Cabaleiro, y también por su osadía y variedad. En su colección de otoño / invierno 1994-1995 ha hecho un claro homenaje al blanco y negro, a los brillos para la noche a base de lentejuelas de singulares dimensiones, y al blanco y todas las variantes de crudos, grises y marrones.

José Font y Luz Díaz -parece que definitivamente recuperados para las pasarelas catalanas- han motivado a un público incondicional pero cada vez más exigente. Por eso, y aun manteniéndose fieles a su estilo, han añadido sutiles pinceladas de renovación a su personal estilo sin abandonar su veneración por la maxi.

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