Siete de cada diez casas en alquiler tienen la renta congelada
La reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos, ya en manos del Parlamento, afectará de distinta manera a los 235.000 inquilinos de viviendas que existen en la región. Según los cálculos oficiales, efectuados sobre datos de 1989, el 70% de los pisos tiene la renta congelada. En los alquileres madrileños existen situaciones encontradas, propias de un mercado distorsionado: el 13% de los arrendatarios paga menos de 1.000 pesetas mensuales por su piso, pero el 9% debe desembolsar entre 50.000 y 100.000.Mientras, caseros e inquilinos critican por distintos motivos la anunciada reforma legislativa que no satisface a nadie. Los inquilinos dicen que pierden derechos: ya no habrá alquileres para toda la vida (ahora serán por cuatro años como mínimo) y se recortan los derechos a heredar el arrendamiento. Los caseros añoran la flexibilidad de la ley Boyer, y los propietarios de viviendas con renta congelada argumentan que la actualización de precios prevista para sus pisos no pasa de ser una mínima adaptación. Mientras tanto, encontrar un piso en alquiler a precio razonable en Madrid es como hallar una aguja en un pajar. PASA A LA PÁGINA 3
Sólo el 15% de las viviendas está en alquiler
VIENE DE LA PÁGINA 1En la Comunidad de Madrid hay 1.928.940 viviendas, según el Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, que utiliza el censo de población y vivienda de 1991. De cada 10 viviendas madrileñas, ocho son principales (no de fin de semana) y una está desocupada.
En el millón y medio de residencias principales predomina el régimen de propiedad: sólo el 15% de las viviendas principales está en alquiler, una oferta a todas luces estrecha.
Según el cálculo de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Vivienda, que ha intervenido en la redacción del proyecto de ley, el 70% de las casas arrendadas (165.682) tiene la renta congelada. En otras 37.596 el precio es revisable pero el inquilino disfruta de prórroga forzosa (duración in definida). Sólo 32.712 viviendas están alquiladas para un tiempo fijo, tal como estableció la ley Boyer, que liberalizó los alquileres en 1985.Viejo y barato
El Ministerio de Obras Públicas extrae estos datos de las en cuestas sobre situación de alquileres y vivienda, realizadas en 1989 y 1990. Por tanto, se admite un ligero margen de error, ya que, según el departamento, el número de viviendas en alquiler se ha incrementado levemente en los últimos años La gama de precios que pagan los inquilinos depende, sobre todo, de la antigüedad de los contratos: cuanto más viejo, más barato.
La casera María Salcedo sabe de ello. En su inmueble de la calle de Alcalá, por vivienda del mismo tamaño, un inquilino antiguo paga 925 pesetas de renta al mes y uno nuevo 125.000. "Tendría que haber un equilibrio entre rentas antiguas y modernas", sostiene la dueña.
Los arrendatarios, por su parte, están preocupados. Isabel Torralba, presidenta de la Cámara de Inquilinos, cree que el nuevo proyecto de ley de arrendamientos peca de un "liberalismo exacerbado". "Es pero aún que la ley Boyer". Joaquín Argote, letrado jefe de la Cámara de la Propiedad Urbana, que aglutina a los caseros, tiene el punto de vista contrario. "La nueva ley no satisface a todos, pero tampoco repele a todos".
Las organizaciones de consumidores OCU, CECU y UCE ven con mejores ojos el nuevo proyecto de ley, aunque piden contratos más duraderos y más viviendas públicas en alquiler. Temen que la prevista agilización de desahucios se utilice abusivamente. También hay partidarios de la penalización fiscal para los propietarios de casas vacías.
La reforma de los alquileres no gusta a los inquilinos de los locales comerciales, que advierten del riesgo de pérdida de puestos de trabajo. "Los contratos ya no son para toda la vida", lamentan en la Unión de la Pequeña y Mediana Empresa.
Inútil sin aval
¿Tiene usted nómina? ¿Trae un aval? Lograr un piso en alquiler sin alguno de estos requisitos se ha convertido en una misión casi imposible en Madrid. Ser estudiante o extranjero es, además, un agravante. Los caseros, a menudo hartos de lo lento que es desahuciar a un inquilino moroso, piden todo tipo de garantías antes de arrendar su propiedad. El candidato a inquilino pierde la presunción de inocencia.La escasez de pisos en alquiler dificulta las cosas y dispara los precios. La venezolana Elba y sus dos amigas españolas saben mucho de eso. Ya han aprendido que es mejor que la latinoamericana no llame a los anuncios: "A veces nos han dicho que no alquilan a extranjeros". Su condición de estudiantes no ayuda precisamente. "Nos piden un aval por el alquiler de todo el año y a ver quién nos lo da".
Las tres estudiantes también han caído en manos de las agencias de contacto, que sólo proporcionan los datos de pisos en alquiler una vez que se ha pagado por la información. La factura suele rondar las 15.000 pesetas. "Si el piso no te gusta o el dueño no quiere alquilártelo, no te devuelven el dinero", explican.
Por si fuera poco, el estado de los pisos en oferta suele distar mucho de la condición de ideal, dicen las expertas. "Los anuncios no suelen tener nada que ver con la realidad. 'Piso luminoso' acostumbra a ser un primero interior", ironizan.
A la presidenta de la Cámara de Inqulinos, Isabel Torralba, estas aventuras no le sorprenden. La ley que viene no le invita al optimismo: "Va contra los inquilinos. Los caseros se van a enriquecer a costa de ellos". Además, cree que no favorecerá el aumento del parque de alquileres. "Eso decían de la ley Boyer y al final no hubo más viviendas y los precios subieron".
De dueña a portera
María es propietaria de una casa junto al paseo de Rosales, una de las zonas más caras de Madrid. María, de 65 años, es la casera, pero ha tenido que refugiarse en el papel de portera. Las rentas congeladas y los impagos de los arrendatarios son la razón. De los tres pisos de 80 metros cuadrados que tiene alquilados, sólo le paga una inquilina histórica, una mujer mayor que vive en la finca desde 1942 y abona una renta mensual de 381 pesetas."Hay otra inquilina que paga 385 pesetas al mes, pero lleva dos años sin hacerlo", relata María. Con el tercer arrendatario, que ya tiene renta más moderna (33.000 pesetas), un desacuerdo sobre obras en el piso ha bloqueado los pagos. Con el ocupante del local comercial (renta que ronda las 2.000 pesetas) también hay problemas... e impagos.
A la vista de la situación, María, que vive en la finca, ha optado por hacer de portera. "Saco la basura y limpio la escalera y, por lo menos, eso no tengo que pagarlo". Hay inquilinos que también le adeudan este servicio (1.100 pesetas al mes), que realiza por turno con la única vecina que es propietaria de su piso. "Soy asalariada de los inquilinos y encima no me pagan", se lamenta.
María vive de la pensión de viudedad, que ronda las 50.000 pesetas. La casa, dice, le cuesta el dinero que no tiene. "Habría que hacer obras, reforzar los cimientos, pero yo no puedo afrontarlo. Los arreglos cuestan más que el valor de la casa, que ya es centenaria. Puede que el edificio acabe hundiéndose", dice con resignación. El oficio de casera no se lo recomienda a nadie, aunque tampoco parece dispuesta a desprenderse de la propiedad. ¿Soluciones en la nueva ley de alquileres? "No sé si arreglará algo, pero esto de los inquilinos antiguos es la estafa mayor del siglo".
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