Los eurodiputados exigen fijar una fecha para la libre circulación de personas
Los diputados del Parlamento Europeo (PE) descargaron ayer su ira sobre la Comisión Europea por los continuos retrasos en la caída definitiva de las fronteras para la libre circulación de personas en nueve de los doce países de la Unión Europea (UE). El comisario responsable de los temas de Mercado Interior, el italiano Raniero Vanni d'Archirafi, justificó el retraso por problemas técnicos, descartó que éstos tuvieran algún cariz político y se negó a fijar una fecha fija de caída de las fronteras, a pesar de las peticiones de los eurodiputados.El llamado Grupo de Schengen (toda la Unión, menos el Reino Unido, Irlanda y Dinamarca) intenta en vano desde el 1 de enero de 1993 romper las barreras físicas de los nueve Estados y permitir la libre circulación de personas sin controles sistemáticos en las fronteras, tanto aéreas como terrestres. Aplazada hasta en cuatro ocasiones, la entrada en vigor de esta cuarta libertad comunitaria (junto a las de carácter más material y mercantil, que ya están en vigor: mercancías, servicios y capitales) ya ni siquiera tiene fecha aproximada, a pesar de los esfuerzos que realiza en este sentido Alemania, que preside el Grupo de Schengen desde el pasado 1 de enero al 30 de junio próximo.
Francia, que aparece como el gran responsable de este parón, justifica los reiterados retrasos en la incapacidad técnica de lograr un sistema informático lo bastante ágil como para que las policías europeas puedan controlar la delincuencia y el narcotráfico sin fronteras entre los Estados miembros. Los observadores políticos estiman que falta voluntad política en el Gobierno de Edouard Balladur y de' su ministro del Interior, Charles Pasqua, para impulsar la cuarta libertad.
El comisario Vanni d'Archirafi no se comprometió ayer en la Cámara de Estrasburgo a fijar una fecha, aunque sí mostró su contrariedad por los constantes retrasos. El comisario quiso mostrar también optimismo al destacar que Austria podría incorporarse al Grupo de Schengen después de su adhesión a la UE e incluso aludió a que "no hay que descartar" que Dinamarca reconsidere su política actual y acabe también por derribar sus fronteras a la libre circulación de los ciudadanos del resto de la Unión.
Los eurodiputados le respondieron con agrias peticiones de un calendario fijo e incluso le llegaron a espetar: "Ustedes [la Comisión] tienen que actuar o marcharse", afirmó el portavoz de los liberales, que recordó al comisario italiano que esa es la primera función de la Comisión como garante de los tratados.
La Comisión se encontró de esta forma atrapada entre la espada y la pared: el punzón esgrimido por los parlamentarios y la pared de su propia incapacidad para resolver, un tema en el que sus opiniones se acercan más a las de los eurodiputados que a la de los Estados miembros.
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