Futuro esplendoroso

Se presentó el Primer Ciclo de Conciertos de Jazz Caja de Madrid con razonable respuesta d público, si se considera que coincidía con una señalada jornada futbolística y gran éxito artístico. El estreno era doble, pues también debutaba en Europa el nuevo cuarteto del contrabajista británico David Holland.Si el inicio, algo frío y dubitativo, habló de una banda en rodaje, la continuación dejó ver una verdadera sociedad cooperativa, ya en pleno funcionamiento y con un futuro esplendoroso. La identidad del grupo no ha variado ostensiblemente con respecto al anterior, pero el vibráfono, menos flexible que la guitarra, ciñe ahora la estructura armónica y modifica sutilmente hacia mejor, el sonido global.

Eric Person, procedente d trío del batería Chico Hamilton para sustituir al fenomenal Sten Coleman, se pasó los primeros minutos sin quitar ojo de las partituras, visiblemente incómodos en un contexto todavía poco familiar.

Recursos

En los momentos de apuro, recurrió a tácticas dilatorias sin decidirse a agarrar los compases por los cuernos aunque, cuando soltó, demostró poseer una cumplida gama de recursos, un sonido bello y una saludable tendencia a improvisar con la melodía siempre en mente.Aún mejor estuvo Steve Nelson acentuó con acordes imaginativos los solos ajenos y ejecutó los propios con una agilidad nunca propensa a la ligereza.

Gene Jackson, menos ambicioso, pasé la prueba sin ocultar su devoción hacia la teoría de percusión elástica postulada por Jack DeJohnette, mientras Holland explicaba por qué había tantos contrabajistas en el patio de butacas: el tiempo de sujeción magistral se esfumó raudo como un dulce sueño.

Si como compositor es notable (el repertorio del largo concierto se basó en piezas originales suyas), como instrumentistas roza el techo expresivo y coro sin sofocos la cumbre técnica.

La fluidez no le impide volcó todo el peso del swing sobre cada nota y es capaz de sacar astilla del contrabajo sin inmutarse.

La afinación, intachable, y su sentido del tempo, inmaculado, los pobres explicaciones de una musicalidad, sencillamente, inexplicable.