_
_
_
_
_

Un nuevo puente sobre la N-II unirá Barajas con la calle de Alcalá

La calle de Alcalá termina en la carretera de Barcelona. Por poco tiempo. En ocho meses, si los plazos se cumplen, un viaducto sobre la N-II prolongará esta vía hasta Barajas y su aeropuerto. Para fin de año, el calvario que supone transitar entre el corredor del Henares, Barajas y las urbanizaciones cercanas -como la Alameda de Osuna- quedará aminorado por este puente y otros enlaces de la N-II con la M-40.

Más información
Una inyección de asfalto

La vía de servicio que arranca del último tramo de la calle de Alcalá (antigua avenida de Aragón) se prolongará ininterrumpidamente hasta el nudo Eisenhower (una obra que tiene 40 millones, de presupuesto). Este proyecto se completa con la ampliación de los accesos entre la N-II y la M-40 (véase EL PAÍS del 29 de enero) para facilitar la circulación de quienes desde el sur de la M-40 se dirijan hacia Barcelona. Esta vía sufre constantes embotellamientos debido a la confluencia en un tramo corto de quienes acceden a la circunvalación exterior y los que pretenden salir de ella.El puente mencionado sobre la N-II, situado un kilómetro antes, entrará en servicio casi simultáneamente. Su construcción estaba prevista en un convenio firmado por la Comunidad de Madrid, el Ministerio de Obras Públicas y el Ayuntamiento de la capital. La obra será parecida a un viaducto, ya que consiste en una estructura voladiza sobre la N-II, arrancando de la calle de Alcalá a la altura de la parada de metro de Canillejas, para sobrevolar la N-II y confluir sobre la avenida de Logroño. Será una vía de doble sentido simple; es decir, con un solo carril para cada dirección.

La empresa adjudicataria, José Castro Matelo, es especialista en proyectos de estas características. Ya trabaja en el primer tramo de la autovía de las Rías Altas.

En el concurso de licitación para acometer la obra el Ministerio evaluó su coste en 452 millones de pesetas, pero la empresa se ha comprometido a ejecutarla en tan sólo 336 millones, lo que supone un descuento del 26%. El proyecto prevé que con el tiempo los terrenos aledaños a este viaducto -no muy extensos- se amplíen y sirvan como aparcamiento disuasorio para quienes prefieran dejar su automóvil allí y trasladarse al centro a través de la línea 5 del Metro (Canillejas-Aluche).

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_