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Escuela de matanzas

Alfonso Armada

Matanzas en medio de la matanza. El horror tiene sus propias herramientas. En Sarajevo, sometida a un implacable cerco desde hace 22 meses, la muerte se ha convertido en un ingrediente más, y las cifras se van multiplicando en un taxímetro siniestro: 9.770 vidas de civiles, 1.550 de ellas vidas de niños. Pero en el goteo de cadáveres que cada día inyectan los francotiradores y los artilleros hay otros estampidos, matanzas que salpican con especial virulencia y se convierten en fogonazos del horror. El último fue ayer: ocho cadáveres más, de una tacada. Pero la cosa viene de lejos.

Pan amargo. Fue el primero de una oleada trágica. Una cola de gente que esperaba para comprar pan en el centro de Sarajevo fue el blanco de tres proyectiles de mortero disparados desde el monte de Trebevic. Era el 27 de mayo de 1992, un mes y medio después del comienzo de la guerra: 16 personas murieron y 150 resultaron heridas.

Más información
Tres granadas serbias matan a nueve personas que esperaban ayuda humanitaria en Sarajevo

Helados envenenados. El 30 de agosto de 1992 una granada lanzada desde posiciones serbias impactó junto a una heladería, en el barrio de Alipasino Polje. Nueve personas murieron.

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Juego peligroso. El 1 de junio de 1993, también en Dobrinja, como ayer, un partido de fútbol fue bruscamente interrumpido por las granadas serbias: 12 muertos (ocho adultos y cuatro niños), 100 heridos.

Muerte en el cementerio. No habían pasado muchos días. El 12 de junio una granada serbia provocó ocho víctimas mortales durante un entierro en un céntrico cementerio en la capital bosnia.

Mejor no ir a clase. Nueve muertos y cuarenta heridos fue la cosecha de dos granadas que alcanzaron un centro escolar en Sarajevo y se cebaron en un grupo que hacía cola para comprar pan. Era el 9 de noviembre del año pasado. Entre los muertos, cuatro niños y su profesor.

Sangre en la nieve. El 22 de enero, tres proyectiles de mortero acabaron con la vida de seis niños que jugaban con sus trineos en la nieve.

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