Detenidos 10 miembros de varias tribus urbanas acusados de cometer 20 agresiones en Villaverde
Diez jóvenes integrantes de diversas tribus urbanas fueron detenidos ayer en el barrio de Villaverde acusados de estar presuntamente implicados en las agresiones sufridas durante el último mes por una veintena de personas, según fuentes policiales. Parte del grupo fue localizado a primeras horas de la tarde en las proximidades de una antigua escuela que utilizan como guarida. Entre los detenidos hay jóvenes que pertenecen a varias tribus urbanas: sarp, skin red, okupas, heavies, rollers, punkis... Seis de los detenidos fueron liberados anoche sin cargos, tras declarar en comisaría.
Las pesquisas se iniciaron después de que Fernando Velasco y Rosario Moya denunciaran el pasado jueves que habían sido atacados por un numeroso grupo de jóvenes cuando caminaban por la calle de Rocafort. Según el relato de la pareja, inicialmente fueron apaleados por cuatro o cinco individuos a los que más tarde se unieron otros 10 cabezas rapadas. Los, detenidos, sin embargo, afirman que agredieron a la pareja cuando se estaban inyectando una dosis de droga en el refugio del grupo de arrestados.Velasco y Moya tuvieron que ser atendidos en el hospital Doce de Octubre. Allí, los facultativos comprobaron que el primero sufría lesiones en la región parietal, y la segunda, heridas en la occipital, además de diversos hematomas por otras partes del cuerpo.
Agentes del grupo de Delincuencia Urbana de la comisaría de Usera, que venían investigando una serie de incidentes protagonizados por tribus urbanas desde el 28 de diciembre, llegaron a la conclusión de que podía tratarse de las mismas personas que propinaron la paliza a la pareja.
Ayer, los vecinos y comerciantes de la plaza de Ágata alertaron a la policía de que varios jóvenes patinadores estaban originando altercados en esa zona, a la vez que habían roto las lunas de algún escaparate comercial. Los agentes encargados del caso localizaron a cuatro de los presuntos autores de estos hechos y, a continuación, acecharon en torno a una escuela abandonada del barrio de Villaverde, donde suelen reunirse los integrantes de diversos grupos urbanos de extrema izquierda.
Al finalizar la redada, la policía había efectuado 10 detenciones, además de incautarse de un bate de béisbol, un martillo, un hacha, varias barras de hierro y placas de matrícula de automóviles que se supone fueron utilizados para cometer varios robos por el procedimiento del tirón. También se hallaron en su refugio vanas pancartas con lemas de reivindicaciones obreras, lo que hace suponer a la policía que fueron utilizadas por algunos jóvenes para colarse en manifestaciones y causar incidentes.
Los detenidos son las hermanas Beatriz y Ana R., Rafael M., Javier B., Ángel A., Eugenio O., Iván L., Rafael G., y las hermanas María del Carmen y María de las Mercedes G. Todos rondan los veinte años.
La comisaría de Usera y la Brigada de Información intentan aclarar si algún detenido está implicado en agresiones sufridas por clientes de la discoteca Big Ben, de Villaverde, y palizas a drogadictos.
Surtido de radicales
Seis de los arrestados fueron liberados anoche después de permanecer seis horas en comisaría, informa Ana Alfageme. El grupo lo formaban un chaval punki, dos patinadores -rollers-, dos muchachas y su amigo, un sharp skin -skin antirracista o radical-, el último de los liberados.
Son compañeros en una vieja escuela ocupada, a la que llaman gaztetxe. Ésta es su versión: "No estábamos allí, pero nos han contado que otros chavales de la casa -había heavies, punkis y skins de izquierdas, porque aquí no hay nazis- pretendieron echar a una pareja de yonquis que llevaban semanas en la casa. Fue el jueves por la noche. Discutieron hora y media. Cuando estaban a punto de irse, la chica se lanzó contra un skin y decía cosas como "os voy a apuñalar por la espalda" o "ya veréis cuando vengáis por San Cristóbal". Entonces comenzó la bronca. El yonqui empuñó un hacha y estuvo a punto de herir a uno de los nuestros. Les pegaron mucho, con bates. Los chavales de la casa eran 20 y los yonquis eran sólo dos. Allí se estaba pasando droga y tememos que la policía nos eche".
"Okupas, punkis y "heavies" montan una extraña familia
El grupo detenido por la policía ha okupado una antigua escuela de Formación Profesional situada en el polígono indutrial de Villaverde. El edificio, severo y mastodóntico, está junto a un gran aparcamiento de camiones y la vía del tren. No hay vecinos molestos. De esos que enseguida protestan porque unos chavales arman un poco de bronca o se pasan con la litrona...
El inmueble está decorado con pintadas que piden "muerte a la policía" y guerra a los nazis, además de carteles con la cara de Lenin. A algunas antiguas aulas se les ha dado un empleo menos académico: han ' sido transformadas en dormitorios, con sus camas y todo. Un abultado lote de litronas prueba que los chicos se han corrido allí más de una juerga, aunque las habitaciones están relativamente limpias.
Las estancias que no son utilizadas por el grupo están llenas de suciedad y presumiblemente son habitadas tan sólo por algún inquilino roedor.
Los antirracistas sarp, los libertarios skin-read, los punkis, heavys, moñas, okupas, rollers y demás tribus urbanas de extrema izquierda se reparten la vivienda como una familia bien avenida. Parece que sólo les molesta que merodeen por allí toxicómanos o traficantes de droga.
Esta extraña familia es tan compleja que los agentes encargados de la investigación se han visto obligados a hacer un cursillo acelerado sobre tribus urbanas para poder distinguir quién es quién y qué les diferencia a unos de otros.
Pero, en resumidas cuentas, todos esos muchachos son "gente rara" a los ojos de un policía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.