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El mal de Alzheimer será la epidemia del siglo XXI, según los expertos

Los 350.000 españoles afectados se duplicarán en el 2025

"Con el progresivo envejecimiento de la población, el aumento del número de personas con enfermedad de Alzheimer va a ser tan espectacular que esta demencia senil se convertirá en la gran epidemia del siglo XXI", señaló el doctor Zavén Khachaturian, una de las primeras autoridades mundiales en envejecimiento y Alzheimer, que la semana pasada participó en Madrid en una reunión sobre esta patología.

Se estima que actualmente sufren este proceso casi 350.000 españoles, cifra que se duplicará en el año 2025. Se trata de la más frecuente de todas las demencias seniles, tristemente popularizada por la actriz norteamericana Rita Hayworth.Según advirtió Khachaturian, en un país como Estados Unidos las proporciones de este problema se pueden desorbitar: "Si ahora hay cuatro millones de norteamericanos con esta enfermedad, dentro de 40 años serán 17 millones. Y este fenómeno de expansión se va a dar en todos los países desarrollados, en donde la esperanza de vida sigue aumentando.

La enfermedad de Alzheimer es actualmente, tras los accidentes cardiovasculares y el cáncer, el tercer problema sanitario de las sociedades occidentales, con unos costes muy elevados, que sólo en EE UU y durante esta década se calculan en 90 billones de pesetas.

Para el doctor Alberto Portera Sánchez, jefe de neurología del hospital Doce de Octubre de Madrid y uno de los más destacados especialistas españoles en el manejo clínico del mal de Alzheimer, el coste del diagnóstico y la asistencia sanitaria de este proceso se eleva en nuestro país al millón de pesetas por año.

"Hoy por hoy"', continuó el xperto español, "el manejo de estos pacientes no es nada fácil, porque disponemos de muy pocas armas terapéuticas. Algunas se utilizan desde hace años en la clínica diaria y otras están en diferentes fases de experimentación. Las distintas alternativas terapéuticas se emplean según los diferentes mecanismos de acción que pueden estar implicados en esta enfermedad, de la que todavía no se conoce bien la causa ni el modo en que se produce y, por tanto, también se ignora su prevención. Así, se manejan, por ejemplo, ciertos medicamentos antinflamatosios, los fármacos bloqueantes del calcio intracelular o los llamados factores de crecimiento neuronal".

Terapias

La Food and Drugs Administration (FDA) de EE UU -el organismo más riguroso del mundo para el registro de medicamentos- acaba de dar el visto bueno a la tacrina, una droga que mejora algunos de los síntomas.

Khachaturian, que, entre otros cargos del Instituto Nacional de la Salud de Bethesda (EE UU), desempeña el de director de la Oficina de Investigación sobre Alzheimer, aseguró que la lucha contra esta enfermedad es una batalla con varios frentes: "La investigación básica en el conocimiento de la etiopatogenia o forma de producirse constituye un pilar muy importante. Se invocan varias razones; la primera, la edad avanzada. A partir de los 65 años, la sufre el 10% de la población, y a partir de los 80, ese porcentaje se eleva al 25%".

También se habla de alteraciones genéticas en los cromosomas 21, 19 y 14, que se constituyen como factores predisponentes, que no determinantes, para sufrir la enfermedad. Otros factores que pueden precipitarla son ciertas infecciones, traumatismos, infartos cerebrales y alteraciones neuronales cuya causa no es bien conocida.

Deporte intelectual

Kenneth S. Kosik, profesor de Neurología del Brigham and Women's Hospital de Boston (LE UU), en una visita a Madrid como ponente en otro foro científico sobre Alzheimer, señaló que una vida intelectual y mentalmente activa favorece el sistema nervioso central y puede contribuir al retraso de la aparición del mal de Alzheimer. "El cerebro es un órgano con una gran plasticidad, y nunca es tarde para empezar a ejercitarlo", puntualizó. La enfermedad de Alzheimer, como el resto de las de mencias seniles, se caracteriza por una pérdida progresiva de funciones del cerebro, como la memoria, el juicio y el pensa miento abstracto, así como por la aparición de problemas motores y de un deterioro general de las funciones del organismo, hasta llegar a la desintegración de las funciones supe riores del sistema nervioso central y a la muerte. Comportan una gran carga de sufrimiento humano, no sólo para el paciente mientras es consciente de que "algo raro le está pasando", sino para la familia, en quienes recaen directamente las consecuencias. Micheline Selmes, presidenta de Alzheimer España, indicó que estos pacientes, a ser posible, deben ser cuidados en casa, pero con ayudas prestadas por el Estado, como, por ejemplo, la asistencia domiciliaria. "Los Gobiernos de todos los países desarrollados", explicó, "se están empezando a sensibilizar ante este grave problema, pero adolecen de actuaciones concretas. Los médicos y los familiares de los enfermos pedimos que pasen de la filosofía al acto".

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