Los guatemaltecos votan hoy 43 reformas a la Constitución
Cerca de cuatro millones de guatematelcos han sido convocados hoy a las urnas para refrendar las 43 reformas planteadas a la Constitución vigente desde 1985. La jornada electoral ha estado precedida por una cadena de atentados contra la red de suministro eléctrico, amenazas de huelga en el sector público y de transporte de combustibles, y una apatía generalizada. La consulta popular, convocada por el presidente Ramiro de León Carpio tras fracasar en su intento por depurar los organismos legislativo y judicial en noviembre pasado, pretende abrir la posibilidad de elegir un nuevo Congreso, en un plazo de seis meses, y nuevas autoridades judiciales.
El referéndum presenta importantes defectos de forma. El más notorio es el hecho de que los votantes están obligados a aprobar o rechazar, en un solo paquete, todas las reformas, algunas de las cuales han sido señaladas como claramente improcedentes.También se cuestiona el hecho de que la gran mayoría de los potenciales votantes ignora el contenido y alcance de las reformas, circunstancia que hace temer un elevado índice de abstención. Este extremo, sumado a las denuncias de que el Gobierno recurre a la presión para que sus ;empleados voten a favor de las reformas y a la manipulación, en el mismo sentido, de las patrullas de autodefensa civil (unos 800.000 hombres), desvirtúa, a prior¡, el resultado de la consulta, y supone un claro deterioro de la imagen del presidente De León Carpio.
Entre las reformas políticas aprobadas por el Congreso en noviembre pasado, que deben ser ratificadas hoy en las urnas, destaca la reducción del periodo presidencial de cinco a cuatro anos, que también afecta a los diputados del Congreso de la República. Entre las económicas, prima la que priva al banco central de sus funciones clásicas de banco de bancos y banquero del Estado.
El referéndum ha dividido a la población en tres sectores bien definidos: partidarios del sí (Gobierno, diputados y partidos políticos), del no (universitarios, intelectuales y algunos sindicatos) y de la abstención (organizaciones populares, sindicales y asociaciones estudiantiles).
Según la ley electoral, una mayoría simple es suficiente para que cualquiera de las dos opciones alcance el triunfo, sin que un eventual triunfo del no obligue a dimitir a Ramiro de León, quien, a estas alturas de su mandato, sigue sin articular ningún plan, a corto o medio plazo, que permita al país salir de la crisis de gobernabilidad que sufre desde el intento de autogolpe del ex presidente Jorge Serrano, en mayo de 1993.
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