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"Rechazamos que Rusia tenga la antigua URSS como zona de influencia"

Pilar Bonet

Ucrania está en contra de que Rusia consolide una zona de influencia con derechos especiales sobre el territorio de la antigua Unión Soviética y vería con satisfacción que Washington le diera garantías de defensa en caso de agresión, semejantes a las establecidas para los aliados de Estados Unidos en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Así se manifiesta el ministro de Exteriores de Ucrania, Anatoli Zlenko, que a principios de febrero realizará la primera visita oficial a España de un jefe de la diplomacia ucrania. La visita devuelve la que el ministro de Exteriores español, Francisco Fernández Ordoñez, hiciera a Kiev en 1992.Rusia constituye, según Zlenko, "una cuestión prioritaria de la política exterior ucrania". Sin embargo, la base jurídica de las relaciones entre Ucrania y Rusia, que data de 1990, cuando ambos países eran repúblicas soviéticas, "impide el desarrollo de relaciones de buena vecindad y colaboración mutuamente ventajosa". Un amplio tratado político de amistad y colaboración debe ser, según Zlenko, la base de las nuevas relaciones de Ucrania con el vecino oriental. "No apoyamos la idea de los líderes rusos de exigir que se den a la Federación Rusa derechos especiales en el territorio de la ex URSS, y que éste se le asigne como su zona de influencia", señala Zlenko.

La flota del mar Negro y la situación de Sebastopol, en la península de Crimea, "continúan siendo un problema grave" con Rusia. Según el ministro, las discrepancias actuales en el contencioso de la flota del mar Negro son consecuencia de las "diferencias de interpretación" de los protocolos firmados por el presidente de Rusia, Borís Yeltsin, y su colega de Ucrania, Leonid Kravchuck, el 3 de septiembre de 1993, en Massandra. En aquella localidad de Crimea, ambos líderes acordaron que Rusia se quedara con la flota.

En 1993, el Parlamento ruso desencadenó la indignación de Kiev al decidir que Sebastopol pertenecía a Rusia. Tras las elecciones legislativas en Rusia, ¿hay que olvidar aquella decisión o sería preferible que el nuevo Parlamento la invalidara? "Olvidarse estaría bien, pero retractarse sería mejor. Creo que la renuncia del Parlamento ruso a aquella declaración iría en interés de Rusia y Ucrania, pero no será tan fáciI", afirma Zlenko, según el cual "la victoria de los elementos extremistas [en Rusia] no contribuirá a estabilizar la extremadamente tensa situación política en aquel país".

Para Zlenko, el problema de las armas nucleares en Ucrania debe "examinarse en el contexto global de destrucción de todas las armas nucleares en el planeta". "Siguiendo el camino del desarme nuclear, Ucrania aspira a recibir de Estados Unidos, Rusia y otros Estados garantías sólidas para su seguridad nacional y también una ayuda financiera adecuada a nuestras necesidades en la destrucción de las armas nucleares. Nuestro Estado, al proclamarse propietario de las armas nucleares heredadas en la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, considera este armamento no como una fuerza militar real sino como un valor material que pertenece al pueblo. Y el pueblo debe recibir la correspondiente indemnización".

La declaración tripartita firmada recientemente en Moscú por los presidentes de Estados Unidos, Rusia y Ucrania "establece las garantías que Estados Unidos y Rusia dan a Ucrania en el campo de la seguridad nacional, la ayuda económica que se facilitará a nuestro Estado al liquidar las armas atómicas y después de su adhesión al Tratado de No Proliferación Nuclear [TNP]".

La declaración de Moscú, por la que Kiev se compromete a eliminar los 176 misiles estratégicos instalados en su suelo, garantiza a Ucrania la integridad territorial, la inviolabilidad de fronteras y el respeto a la independencia y la soberanía del Estado, así como la abstención de presiones económicas. No obstante, Washington no ha dado a Kiev los máximos avales de seguridad -defensa en caso de agresión- previstos para sus aliados de la OTAN. Y a Zlenko le gustaría recibirlos, porque contesta con un rotundo sí cuando se le pregunta si quisiera ese tipo de garantías, recogidas en el punto cinco del Tratado de la OTAN.

Garantías preventivas

"En primer lugar querríamos tener garantías preventivas, pero también desearíamos que, si pasara algo, acudieran en defensa nuestra aquellos países interesados en el mantenimiento de nuestra integridad territorial y en la inviolabilidad de nuestras fronteras". El programa norteamericano Asociación para la Paz "coincide", según Zlenko, con la línea de la política exterior de Kiev y la doctrina militar de Ucrania sobre la ampliación de la OTAN y la creación paulatina de un sistema de seguridad colectiva en Europa. ¿Puede Zlenko imaginarse una OTAN ampliada con Ucrania y sin Rusia? "Me es difícil imaginarlo, pero en esta vida no se pueden excluir situaciones imprevistas", afirma.Zlenko dice respetar la voluntad bielorrusa de participar en el sistema de seguridad colectiva de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y el reforzamiento de los lazos entre Minsk y Moscú, pero admite que el proceso suscita "alguna preocupación" en Kiev,

Zlenko cree que "hay varias interpretaciones y varias opiniones" sobre la necesidad de ratificar la declaración tripartita de Moscú en el Parlamento. "Nuestros diputados pueden adoptar sus propias decisiones sobre ese tema", señala.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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