Quema de carnés del sindicato

Numerosos afiliados al sindicato UGT se apuntaron entusiasmados al proyecto PSV durante 1989 y 1990. En un principio se calculó que un 60% de los cooperativistas de la promotora pertenecía a la central sindical que lidera Nicolás Redondo. Ahora, cada día son menos.Ayer, algunos afiliados aprovecharon la manifestación para romper y quemar el carné sindical. "No creo en ellos, porque no es de recibo tener fe en un sindicato que mes a mes está amargando mi vida y la de mi familia", comentaba compungido Luis Gonzalves, de 30 años. Juan Carlos Moreno, funcionario de 36 años, aún no se ha dado de baja, pero ya no paga las 1.000 pesetas mensuales por ser afiliado: "No tiene sentido pertenecer a un sindicato que tiene cinco millones de pesetas míos y de un montón de gente, mientras sus dirigentes callan demostrando poco valor". Otros, como Luis Fernando Alcalde, ya hace tiempo que perdieron la confianza en el abrazo de manos, porque "están maniatando mi vida y mis ahorros, mientras se gastan 200 millones en preparar una huelga general".

Algo similar susurran con pesimismo los cientos de cooperativistas que aún no han visto ni un ladrillo de sus futuras viviendas. Según Carmen Sampedro, casada y con dos niños, sus planes de vida "están fastidiados. Vivo de alquiler y sin poder ahorrar nada mientras UGT no me dé el piso por el que he pagado cuatro millones". Lo único que tienen claro es que no van a pagar ninguna letra más.