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La tierra tiembla en la zona de Los Ángeles, mata a 26 personas y destruye casas y autopistas

No fue the big one (el grande), el que todos los californianos esperan y temen al mismo tiempo, pero sí el más destructivo de los últimos 20 años en el sur de California. El terremoto que sacudió la zona de Los Ángeles en la madrugada de ayer arroja un balance provisional de al menos 26 muertos, grandes destrozos en infraestructuras -especialmente autopistas-, un millar de viviendas destruidas y un panorama de caos en un área poblada por más de 13 millones de personas. El presidente Clinton declaró anoche zona catastrófica los lugares más, afectados por el temblor.

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Una región de alto riesgo

Clinton pidió ayer a todos los norteamericanos que expresaran su solidaridad con los habitantes de Los Ángeles, azotados en los últimos 19 meses por la peor revuelta calle era de la historia de Estados Unidos, por una terrible combinación de sequía e inundaciones y por los devastadores incendios del pasado otoño.El terremoto -6,6 grados en la escala de Richter, cerca de 60 segundos de duración- tuvo su epicentro en el norte de Los Ángeles, en la zona residencial del valle de San Fernando. El temblor fue registrado desde San Diego, en el extremo sur de California, hasta Las Vegas (Nevada), a casi 500 kilómetros de distancia. Por lo menos 35 sacudidas posteriores contribuyeron a generalizar el pánico entre la gente, además de los apagones y los cortes de teléfono, en un escenario de desolación, entre cristales rotos, escombros y resplandor de llamas. La hora, cuatro y media de la madrugada (13.30 horas en la España peninsular), y el hecho de que ayer fuera fiesta en todo el país, evitaron que los desplomes de fragmentos de autopistas provocaran más muertes.

La red de autopistas de Los Ángeles y su periferia equivale al sistema nervioso de la ciudad. Algunos tramos de gran uso -el que une el valle de San Fernando con el centro de Los Ángeles y las autopistas de Santa Mónica y Antelope Valley- quedaron interrumpidos por los hundimientos de puentes y rampas, con decenas de coches atrapados bajo los escombros. La primera víctima identificada fue un oficial de policía cuya motocicleta se salió de la autopista Golden State, en un tramo en el que el asfalto se partió en dos.

"Como una bomba"

El fuego y el desplome de casas, junto a los accidentes en las autopistas y los infartos fueron las principales causas de los fallecimientos. El hundimiento parcial de un edificio de 130 apartamentos en Northridge costó 12 vidas: "Fue como la explosión de una bomba", contó a la CNN uno de los inquilinos. Las fugas de gas natural provocaron incendios y explosiones en Sylmar, Hollywood, Mision Hill y San Fernando. Los bomberos de Los Ángeles, completamente desbordados, recibieron más de 100 avisos en los primeros momentos y tuvieron que luchar contra los atascos de tráfico de los que abandonaban los núcleos urbanos, los cortes de autopistas y el descenso de la presión de agua por la rotura de los surtidores. El aeropuerto estuvo varias horas cerrado y la red de ferrocarriles y autobuses quedó semiparalizada. Dieciséis vagones de un tren cargados con ácido sulfúrico descarrilaron y la zona fue acordonada. La policía tuvo q ue hacer frente a algunos casos aislados de saqueo. Mucho más frecuentes fueron los actos de! heroismo en el rescate de heridos y atrapados por los escombros.

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Una pareja joven no se ha recuperado aún de la impresión a media mañana: estaban durmiendo en su apartamento, un segundo piso, cuando la pared se les cayó encima. Dieron un salto, pero tuvieron que frenar: el piso había quedado semicolgado en el vacío y desde su cama se veía la calle: "No podíamos salir de la cama; pensábamos que había mos muerto o que estábamos a punto de morir, pero, al final, conseguimos bajar a la calle por un muro exterior".

El seleccionador de fútbol de Bolivia, el español Javier Azkargorta, que se encuentra en Los Ángeles, dijo que sintió pánico durante el terremoto, informa Efe.

En Washington, el presidente Bill Clinton, recién llegado de su gira europea, fue informado de la catástrofe desde el primer momento. El presidente declaró zona catastrófica todo, el área -lo que permite librar cantidades importantes de dinero oficial y facilita préstamos sin intereses- y prometió toda la ayuda que fuera necesaria para la reconstrucción. Clinton envió a Los Ángeles a James Lee Witt, el director de la agencia que se encarga de las catástrofes. naturales, y a los secretarios de Vivienda, Henry Cisneros, y de Transportes, Federico Peña.

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