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'La madre muerta', un cuento cruel para adultos

La madre muerta es el segundo largometraje de Juanma Bajo Ulloa. Su debú en las pantallas fue con la excelente Alas de mariposa, un trabajo que supuso su temprana consagración en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián de 1991. La película viene avalada por su pase en numerosos certámenes, así como por el premio a la mejor dirección en el Fesfival de Montreal de 1993.Su autor define esta película como "un cuento cruel, para adultos, que narra lo mismo que todos los cuentos desde Caperucita Roja: el contraste entre inocencia y brutalidad". El filme llega precedido por la polémica recepción que le dispensó la crítica tras su proyección en el pasado Festival de Venecia. A dos años de su fulgurante irrupción en el cine español, Juanma Bajo se sigue comportando como el chocante enfant terrible que escandalizó en San Sebastián 91, cuando confesó que apenas leía, que no iba mucho al cine y que no reconocía maestros.

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Las cañas con que fue recibido su debú se hicieron lanzas en ocasión de la primera proyección de, La madre muerta, una violenta historia de muerte y fascinación convenientemente aderezada con buenas dosis de suspenso, y poseedora de las mismas virtudes que adornaron su ópera prima (un notable buen gusto visual), así como por los mismos defectos entonces observados (un guión débil). El filme está interpretado por Karra Elejalde, Ana Álvarez y la cantante francesa Lio.

Bajo Ulloa no tiene reparos en afirmar que la crítica se comporta con él con considerable mala uva: "Hay algo que tiene que yer con la animadversión personal que, según parece, provoco, en alguna gente; contra eso no puedo hacer nada. Ahora bien, hay que decir que la crítica, sobre todo en Madrid, ha ido formando con los años extrañas familias integradas también por distribuidores, actores y directores, de forma tal que ciertos críticos sólo defienden unas películas determinadas: las de sus amigos", afirma con rotundidad.

Dinosaurios

Las acusaciones de Bajo Ulloa las recalca y profundiza su protagonista, Karra Elejalde, que lo es también de Alas de mariposa, de las dos del también vasco Julio Medem -Vacas y La ardilla roja- y de Acción mutante, del bilbaíno Alex de la Iglesia. Para Elejalde, no es casual la recepción negativa en Madrid de las películas de los jóvenes vascos: "Lo que pasa es que allí hay un grupo de dinosaurios que siguen haciendo películas de posguerra, aplaudidas por unos críticos involucionistas y retrógrados, tan dinosaurios cómo ellos, que sienten un terror visceral ante todo lo nuevo. No tienen ningún derecho a fusilar así sin más el trabajo de 150 personas", se lamenta el actor.

La reacción de un sector de la crítica no ha sido la única negativa. Estrenado con buena acogida de público en el País Vasco en noviembre, La madre muerta fue acusado de blasfemo en ciertos círculos católicos -"en Burgos arrancaron carteles que consideraron ofensivos para con la Virgen", dice el director- que, en opinión de Bajo Ulloa, no han sabido ver que la iconografía religiosa presente en el filme sólo responde la una opción estética".

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