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Gian Maria Volonté: "Me gustaría que el cine europeo recuperase los espacios perdidos

El actor italiano presenta en España la película 'Tirano Banderas'

Guillermo Altares

Parece tranquilo y serio. Así se toma su trabajo como actor. En su personaje de Tirano Banderas -él es el tirano, Santos Banderas-, el intérprete italiano Gian María Volonté (Milán, 1933) luce un peinado modelo marine. En Madrid apareció ayer con el pelo bastante más largo. Su respuesta es significativa: "Un actor le debe todo a los personajes que interpreta". A éste de Santos Banderas se ha dedicado a fondo. Ha estudiado la obra de Valle-Inclán, los matices del personaje. Gian María Volonté ha venido a Madrid para asistir al estreno de Tirano Banderas, una adaptación de la obra de Ramón María del Valle-Inclán, dirigida por José Luis García Sánchez y rodada en Cuba, que se presenta hoy en los cines españoles.

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Tiene fama de que no le gustan las entrevistas pero, ya se sabe: "Un actor le debe todo a los personajes que interpreta". Mide sus gestos, sus palabras, incluso uno tiene la sensación de que mide su mirada. Forma parte de su trabajo. Volonté le debe mucho a muchos personajes. Fue un curtido pistolero en dos títulos históricos del spaguetti western, Por un puñado de dólares y La muerte tenía una precio, de Sergio Leone, participó en uno de- los grandes filmes del cine, Cristo se paró en Eboli, y en muchas películas del cine político de los años setenta, como Sacco y Vanzetti.Tirano Banderas habla de una revolución en un país indeterminado de América Latina. Hace poco, en un país muy determinado de este región del mundo, México, estalló una revolución que quizás no está demasiado alejada de aquella que describió Valle-Inclán en los años veinte de este siglo. "Yo creo que los grandes libros de la historia, y Tirano Banderas lo es, nos descubren valores que encontramos en todas las épocas. Precisamente por eso son clásicos. Por grandes libros entiendo desde la tragedia griega hasta las comedias del teatro romano, pasando por Shakespeare o Calderón de la Barca. He tenido la. sensación de que había detrás una gran genialidad al abordar la obra de Valle In.clán", asegura.

Marcar camino

Durante toda la entrevista muestra su fascinación por el novelista gallego, cuya obra conoce como la palma de su mano. "Valle Inclán marcó camino en la literatura de América Latina, pero también en Europa. El teatro del absurdo, las artes figurativas...' Valle Inclán es un punto de referencia fundamental".

Muchas veces se ha identificado a Volonté con el, cine político; pero él prefiere librarse de la etiqueta de' actor comprometido.

trabajo como actor no tiene nada que ver con la política. Siempre he manifestado mi preferencia por el cine de calidad, pero ahí no hay ninguna ideología, ninguna política."

Volonté ha participado en demasiadas películas que intentaron cambiar el mundo desde una pantalla de cine como para mostrarse absolutamente frío con lo que ocurre en el mundo. Rechaza que Tirano Banderas sea una película de tesis, aunque no puede ser indiferente a la historia de un pueblo que se levanta en armas para derrocar a un tirano que todos los días acompaña su desayuno con la firma de sentencias de muerte.

"Creo que al final, en la novela de Valle Inclán, el pesimismo gana. Yo quisiera ser mas optimista que Valle aunque hoy es difícil serlo. Lo que está ocurriendo ahora en México es la continuación de un largo reguero de sangre, pero mantengo la esperanza, y la mantendré siempre, en que hay otras vías para enfrentarse a la miseria".

Su caracterización de Santos Banderas, por la que recibió el premio a la mejor interpretación en la última Semana Internacional de Cine de Valladolid, está medida hasta el, más mínimo gesto. Estudió sus matices, la mirada, el miedo, la soledad del tirano, la forma de caminar, buscó a los auténticos tiranos en los que Valle Inclán, se inspiró para componer su personaje (Doctor Francia, De Rosas, Porfirio Díaz). Y lo puso todo en la pantalla. "Hay que conocer todos los recursos de una disciplina, ése es el trabajo de actor. . En- este caso ha sido una labor larga y dificil; pero la he afrontado con el amor que tengo hacia mi oficio y la fascinación que siento por la obra de Valle y el esperpento".

Lo que el Tirano dice, aunque sea un hombre de pocas y rotundas palabras, le, parece también fundamental para entender al personaje en, toda su complejidad. "Las palabras son muy importantes. Cuando la película se proyectó en Valladolid leí una crítica en un periódico que llevaba como título: Palabras como navajas. Y es verdad".

El tirano son todos

"El tirano son todos los personajes, los gachupines, el latifundista, la hija del tirano, que sufre los efectos más directos y simbólicos de la tiranía, están los adulatores, los payasos de corte, el hipnotizador. Es una composición muy amplia y los pequeños papeles que, muchas veces son los más difíciles de realizar, son fundamentales. Hay un gran trabajo de coordinación. Entre todo el equipo, los escenógrafos, el director de fotografía, han conseguido recrear muy bien el sentido de este paisaje valleinclanesco. Esta película es en parte cine y en parte Valle-Inclán."

La crisis del cine europeo, su supervivencia frente al cine estadounidense, surge en la conversación. "En América se hacen películas bellísimas y en Europa también. He visto 32 películas europeas para el Premio Felix y, entre ellas, hay filmes extraordinarios. El problema está en la distribución y en la difusión, sobre todo porque el 85% del mercado europeo está controlado por las grandes majors norteamericanas. Si tuviéramos que decir aquí que gane el mejor, como decían los norteamericanos durante las negociaciones del GATT, sería absurdo porque ya han ganado. Hay películas norteamericanas muy buenas, el problema está en que cuando venden una buena película, imponen muchas otras muy inferiores en el mismo lote. Lo que me gustaría es que el cine europeo recuperase los espacios perdidos."

Defiende el proteccionismo que están llevando a cabo muchos países, como la única forma de que el cine europeo pueda respirar un poco. "Desde luego, si la posición americana se hubiese impuesto en el GATT, al cine europeo no le quedaría ninguna oportunidad. Pero tal y como han quedado las cosas, se puede tener cierta esperanza, sobre todo si se hacen buenas películas en Europa".

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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