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Los pilares de una tiranía

Hace justamente un año desembarcaron en Cuba el director de cine José Luis García Sánchez, el director artístico Félix Murcia y el director de fotografía Fernando Arribas. Los tres llevaban barba entrecana de conquistadores antiguos, pero ninguno traía espadas, caballos ni corazas, pues su misión no era someter tribus de indios caribeños. Se trataba de una aventura más dificil y arriesgada: revivir en La Habana la historia de Santos Banderas, el dictador "de tierras calientes" que Ramón del Valle-Inclán describió "nocharniego y calaveras" intentando sofocar una revolución de hambrientos en algún lugar de América. -La película Tirano Banderas nació así, entre tragos de mojito y discusiones políticas en los salones con vistas al mar del. Hotel Nacional, y en seguida se convirtió en uno de los proyectos más ambiciosos del cine español en 1993, tanto por su presupuesto como por la calidad de los actores y el equipo de dirección que participaron en su realización. Es sin duda una de las apuestas más ambiciosas de la temporada cinematográfica española.

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Alto presupuesto

Tirano Banderas, que en realidad es una coproducción entre España,. Italia y Portugal, contó con un presupuesto bastante aceptable, 430 millones de pesetas, uno de los mas altos de la cinematografía española el año pasado.

Uno de los productores de la cinta fue el cantante. Víctor Manuel, quien en su momento aseguró a este diario que la elección de Cuba cómo escenario para resucitar al dictador ideado por Valle-Inclán no obedecía a ningún "morbo" político, sino que las calles coloniales y los palacetes de La Habana eran una escenario ideal para recrear la época en que transcurre el filme.

Los actores, muchos de ellos antiguos militantes comunistas, fueron escogidos con cuidado por García Sánchez. El italiano Gian Maria Volónté, en el papel de Tirano Banderas, Ana Belén, Juan Diego, Fernando Guillen, Javier Gurruchaga, Manuel Bandera, y el Chileno Patricio Contreras fueron algunos de los privilegiados que revolucionaron las calles de La Habana vestidos con trajes de época casi 35 años después del triunfo de la guerrilla de Fidel Castro.

El Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica participó en la película aportando los escenarios, extras y algunos técnicos y actores reconocidos, por lo cual percibió 100 millones de pesetas. Durante el rodaje, que empezó el 1 de febrero y concluyó a finales de marzo, no hubo censura ni dificultades, excepto las derivadas de la crisis que atraviesa la isla y que obligó a traer de España y México desde clavos hasta vestuario.

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