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España se acerca al nivel europeo en la importancia de los libros de bolsillo

El abaratamiento de los precios marcó el mercado editorial en 1993

Guillermo Altares

La crisis agudiza la imaginación, invita a buscar fórmulas para que se siga manteniendo el rito que nutre la economía: que la gente salga a la calle y compre. En 1993 el mercado editorial ha estado marcado por un fenómeno creciente: la aparición de colecciones de bolsillo y el abaratamiento de los libros. Una línea que, según todos los sectores consultados, continuará este año. Aunque algunos editores creen que todavía falta un paso importante: la creación de una gran colección de bolsillo. También nacieron dos colecciones de libros a cien pesetas.

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Lo más barato todavía

Hasta ahora, España era el país desarrollado con el mercado de libro de bolsillo más pequeño: un 8% del total frente a un 42% en Francia o un 52% en el Reino Unido. Aunque estas cifras, no oficiales, han cambiado en 1993. "España era el único país occidental donde no había una producción sistemática de libros de bolsillo", asegura Jorge Herralde, de Anagrama. "En los últimos meses se ha producido una normalización aceleradísima", añade."En una época de crisis, el libro barato se compra mucho más", asegura Beatriz de Moura, directora de la editorial Tusquets. El Livre de Poche francés nació también en un momento similar. "La crisis en ese sentido ha tenido un aspecto positivo", asegura Javier de Juan, de Espasa Calpe.

Según todos los editores y libreros consultados, en los últimos meses se ha producido una normalización del mercado del libro en España, ya que los lectores pueden acceder a muchos más títulos a un precio más barato. Con la aparición en los años sesenta de la colección de Bolsillo de Alianza Editorial se produjo una auténtica revolución en el panorama literario español, que continuó con el nacimiento de Ediciones Enlace, que reunía a un grupo de editoriales que publicaban libros bajo el mismo sello. Por eso Ignacio Tolnado, director de la sección de libros de la Fnac de Madrid, prefiere hablar de renacimiento: "Aquello fue una auténtica revolución. Lo que se ha producido el año pasado es una normalización, las editoriales literarias por fin se han metido en ello".

Alfaguara, Tusquets, Siruela y Anagrama son algunas de las editoriales que en los últimos meses han lanzado al mercado nuevas colecciones de bolsillo. Otras, como Plaza y Janés y Espasa Calpe, han impulsado colecciones que ya existían. Aunque ningún editor ha facilitado datos concretos, todos, sin excepción, se muestran muy satisfechos del funcionamiento de sus colecciones.

Paso definitivo

Algunos editores piensan que el paso definitivo todavía no se ha producido: la creación de una gran editorial que agrupe todos los títulos del mercado. Algo, así como lo que representa Penguin en el mundo anglosajón o Livre de Poche en el panorama francés. "Todavía falta la gran colección de bolsillo, que tiene que crear una empresa independiente", asegura Rodolfo González, de Alfaguara.Cuando un autor firma un contrato para la edición de un libro, incluye también los derechos en bolsillo. En caso de que la editorial que lo ha publicado no tenga una colección de este tipo, tendrá que cederlos. "En muchos casos, la aparición de colecciones de bolsillo ha sido un fenómeno defensivo para no perder ciertos autores importantes. Las grandes colecciones internacionales son las que publican todos los libros importantes que van a tener una gran difusión y colaboran con las editoriales literarias más pequeñas", asegura Andreu Teixidor, de Destino.

Para Javier de Juan, de Espasa Calpe -que edita una de las colecciones de bolsillo históricas en el mercado hispanoamericano, Austral-, "el mercado ha empezado a ponerse al día, aunque todavía hay que crear la gran colección, con suficiente capacidad de distribución y venta como para llenar el mercado". Una solución posible sería la creación de un pool de editoriales, siguiendo el ejemplo de lo que fue Enlace en los años sesenta, que comercializase los títulos más importante de todas ellas dentro de un mismo sello. "En Francia o en el Reino Unido el hecho de que aparezca un libro en bolsillo es una forma de dar confianza al lector, que sabe que en esas colecciones se editan los mejores títulos. Esto es algo que todavía no se ha producido en nuestro país", añade Javier de Juan. Otro paso importante que todavía no se ha realizado es la creación de espacios reservados a los libros de bolsillo en las librerías; aunque las grandes superficies ya han cogido el mensaje. En las tiendas de la cadena Crisol que se han reformado en Madrid en las últimas semanas ya hay espacios reservados a este tipo de títulos. "El público adicto al libro de bolsillo es cada vez mayor y no podemos dar la espalda a esto", afirma José Manuel López Botiglieri, director general de Crisol. "Todo lo que sea abaratar el precio del libro me parece muy bien", añade.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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