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Banesto precisa 500.000 millones de nuevos fondos

Diez equipos del Banco de España han inspeccionado el Español de Crédito en año y medio

La Inspección del Banco de España lleva 18 meses procediendo a una investigación y seguimiento exhaustivo de la situación de Banesto. Fruto de ello fue el plan de saneamiento decidido a finales del pasado año, en el que figuraba la ampliación de capital en tres tramos, de los que se han cubierto dos, que dio entrada a JP Morgan y otros inversores institucionales a través del fondo Corsair. A lo largo de todo 1993, el Banco de España ha ido modificando los equipos de inspección (hasta en 10 ocasiones), y a finales de octubre se elaboró un nuevo informe en el que se señalaban los nuevos problemas añadidos de Banesto y el agravamiento de los ya existentes. Todo ello ha permitido a las autoridades tener un conocimiento muy exhaustivo de la situación del banco.Banesto tiene unas necesidades de fondos por un importe comprendido entre los 500.000 y los 550.000 millones de pesetas para cubrir todas las insuficiencias detectadas por la Inspección del Banco de España, según se ha podido saber de fuentes privadas conocedoras de un documento en el que se cuentifican dichas necesidades.

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Intervenida La Unión y El Fénix

Los nuevos gestores de Banesto deben proceder a elaborar un plan de saneamiento del banco para hacer frente a este desfase contable del balance. El gobernador del Banco de España mantuvo ayer una reunión con los presidentes de los grandes bancos nacionales para analizar la evolución de la situación y reiterarles la petición de colaboración.

El Gobierno respaldó ayer la actuación del Banco de España, según aseguró el ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien consideró la intervención como inevitable.

El detonante de la intervención del Banco de España estuvo provocado al detectar el pasado martes la Comisión Nacional del Mercado de Valores que se producía una avalancha de ventas de acciones de Banesto después de que hubieran fracasado todos los intentos por encontrar fondos nuevos. En medios financieros se señala que la inquietud de las autoridades aumentó al sospecharse que una parte de esas ventas podría proceder de personas próximas al entorno de Mario Conde.

Buscar soluciones

Ante la extrema gravedad de la situación de Banesto, las autoridades dieron a conocer a Mario Conde el informe de la inspección para que encontrara soluciones para atajar la crisis. Se trataba básicamente de buscar nuevos socios que aportasen dinero fresco para ayudar al reflotamiento de Banesto. La pasada semana, Mario Conde intentó en Nueva York, donde ya había estado a primeros de mes por motivos similares, su último intento por encontrar financiación a través de JP Morgan y el banco de negocios presidido por el ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker. Antes había intentado algún acercamiento a bancos españoles.

El pasado martes, y en el curso de esas negociaciones, es cuando se produjo la caída de la cotización de Banesto, provocada por la avalancha de venta de acciones y que disparó la alarma de las autoridades. La Comisión detectó que las ventas superaban en un 30% al volumen medio diario. Además, se señala en medios bursátiles, hay oscilaciones de precios que hacen pensar que puede haber una cierta "intoxicación" en el mercado. Luis Carlos Croissier, presidente de la Comisión, declaró ayer que las acciones de Banesto volverán a cotizar cuando los nuevos administradores proporcionen la información suficiente, y que se había suspendido "por las numerosas e insistentes noticias, ni confirmadas ni desmentidas, que afectaban a la normal cotización del valor".

El informe dado a conocer el martes a los nuevos consejeros de Banesto cifra en 503.000 millones de pesetas el desfase contable del balance y no incluye el negocio internacional por problemas técnicos a la hora de la elaboración. Ello significa que la cifra real podría aumentar, como poco, en un 10%.

La mayor parte de estas necesidades se concentran en los problemas de cobertura de las insolvencias, que se han disparado en los últimos meses como consecuencia no sólo de la crisis económica, sino también de la política de crecimiento desmesurado de la inversión crediticia; de cobertura del fondo de pensiones, para el que había un calendario de varios años; de financiación para la compra de acciones; necesidades de saneamiento de la cartera de valores; pérdidas registradas en el área de tesorería, y operaciones de refinanciación y de créditos morosos, comprenden la mayor parte de estas necesidades de fondos, que no pueden identificarse como pérdidas.

En una especie de preparación de la sesión, Luis Ángel Rojo se reunió con los presidentes de los grandes bancos nacionales, entre ellos estaba Alfredo Sáenz, y les explicó la situación. Para Rojo, existe un déficit de provisiones genérico de 503.000 millones de pesetas, además de que los recursos propios no alcanzan esta cifra. Banesto es incapaz por sí mismo, por la evolución seguida en los últimos años, claramente divergente de la del resto de la banca, de generar los suficientes recursos para rellenar este déficit.

Posición de Morgan

El gobernador del Banco de España señaló a los presentes que JP Morgan "está dispuesto a colaborar con el sistema bancario español", lo que representa que se aleja del anterior equipo de gestión y acepta de forma total al nuevo surgido de la intervención del Banco de España.

Alfredo Sáenz dijo que no había una excesiva preocupación en el seno de Banesto y que no se estaba disponiendo de cantidades importantes de fondos. José María Amusátegui, presidente del BCH, dijo que en la crisis del Hispano Americano la salida de fondos duró unos tres meses y afectó al 15% del pasivo; en Banca Catalana, gestionada o su reflotamiento por Sáenz, el pasivo afectado fue del 40% del total. Los cálculos para Banesto son bastante inferiores a esta cifra.

El nuevo consejo de administración mantuvo ayer su primera reunión, en la que empezó a estudiar los nombramientos de los nuevos responsables ejecutivos del banco.

Poco antes había mantenido una reunión con una parte del consejo saliente en una especie de toma de relevo. José Antonio Sáenz-Azcúnaga, consejero director general del BBV, y Víctor Menéndez, director general del mismo banco, y los dos procedentes del ex Banco de Vizcaya, se perfilan como nuevos hombres ejecutivos.

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