Para melómanos pacientes
Mucha gente piensa que el Concierto de Año Nuevo que ofrece la Orquesta Filarmónica de Viena el día 1 de enero es una tradición que se remonta a la época de la familia Strauss. Nada más lejos de la realidad. El célebre concierto, que más de 500 millones de personas siguen por radio y televisión en todo el mundo, nació en 1939 de la mano del director austriaco Clemens Krauss y se hizo popular en los anos cincuenta bajo la dirección de Willi Boskovski. El próximo día 1, después de ocho años de ausencia, Lorin Maazel vuelve a dirigirlo.Millones de personas en todo el mundo saludan el comienzo del año con valses y polcas de la familia Strauss interpretados por la Orquesta Filarmónica de Viena. Sólo unos pocos espectadores afortunados que han conseguido localidades en taquilla habrán pagado entre 20.000 y 50.000 pesetas por una buena entrada. La venta anticipada funciona con varios años de antelación, y los melómanos que buscan una plaza deben armarse de paciencia: las localidades para el año 2000 comenzaron a reservarse en 1985.
La Filarmónica de Viena tiene en el Concierto de Año Nuevo su manifestación artística de mayor impacto popular. Ya es natural que muchos piensen que la orquesta posee una tradición en la interpretación de la música de los Strauss que se remonta sin interrupción hasta los años en los que causaba furor el rey del vals. La verdad no es tan idílica. Johann Strauss hijo, el rey del vals, sólo dirigió dos veces en su vida a la Filarmónica vienesa. El primer encuentro se produjo el 22 de abril de 1873, y Strauss estrenó el vals Sangre vienesa, que había compuesto para el baile de la ópera. El segundo y último contacto con la orquesta, a iniciativa de la comisión china de la Exposición Universal de Viena de 1873, tuvo lugar el 4 de noviembre de ese año.
Clemens Krauss, el director que institucionalizó este concierto y lo dirigió hasta su muerte, en 1954 -sólo faltó a la cita en 1946 y 1947, que fue sustituido por Josef Krips-, fue sustituido por otro austriaco, Willi Boskovski, primer violín de la Filarmónica de Viena. En 1980, tras la muerte de Boskovski, la orquesta designó a Lorin Maazel, que dirigió los conciertos hasta 1986.
A partir de ese año, los responsables de la Filarmónica de Viena han preferido contar cada año con un director distinto, pero de indudable gancho: Herbert von Karajan (1987), Claudio Abbado (1988 y 1991), Carlos Kleiber (1989 y 1992), Zubin Melita (1990) y Riccardo Muti (1993) han dirigido este acontecimiento musical.
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