Aquella mañana
Eran casi las 9 de la mañama -hora de Panamá y de Washington- cuando Juantxu Rodríguez caía muerto de un disparo norteamericano en el ojo izquierdo, delante del hotel Marriott de la capital panameña y a escasos metros del lugar en donde yo me encontraba, tendida bajo un coche intentando escapar del tiroteo. En la madrugada del día anterior habíamos abandonado a toda prisa el hotel, tomado por los norieguistas, dejando en la habitación nuestras cosas. Habíamos pasado la noche en la embajada y esa mañana del día 21 nos dirigimos al Marriott para recoger algo de ropa y película virgen.El hotel estaba tomado por los marines y nadie sabe qué había en su interior. Nos hicieron retroceder a gritos, y nosotros, pensando que algo iba a ocurrir, aparcamos el coche a una veintena de metros y luego nos reunimos con otros fotógrafos que se encontraban en la acera de enfrente. "Parece que algo va a pasar", me dijo Roberto Armicione, de la Reuters, mientras prendíamos un cigarrillo. Apenas habíamos empezado a fumarlo cuando, por el lado de la avenida del mar, apareció un convoy de las fuerzas norteamericanas, con varias tanquetas y camiones cargados de soldados. Los marines del hotel seguían gritando y no sé quién empezó a disparar. Sí sé que, mientras corría y veía a Juantxu encaminarse hacia el hotel con la cámara en alto, lo que estaba sucediendo se abría paso con dificultad en mi mente: "Los americanos se están disparando entre ellos", me dije, y supe que cualquier disparate era posible. Cayeron tres fotógrafos -dos de ellos heridos, Juantxu muerto- y, desde debajo del coche, vi cómo la tanqueta rectificaba el ángulo de tiro y disparaba hacia quienes estábamos tratando de ponernos a salvo.
La primera versión facilitada por agencias afirmaba que a Juantxu lo habían matado francotiradores panameños. Fue una suerte sobrevivir, entre otras cosas para poder seguir contando la verdad, aunque no sirva de gran cosa.
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