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Un ex 'número dos' de la CIA sustituye a Aspin al frente de la defensa de EE UU

Antonio Caño

La oposición republicana ha recibido con gran beneplácito el nombre de Bobby Inman, número dos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) durante el Gobierno de Ronald Reagan y jefe de la Agencia Nacional de Seguridad con Jimmy Carter, como el sucesor en la Secretaría de Defensa de Les Aspin, quien presentó su dimisión el miércoles tras fuertes críticas por su gestión.

La designación de Inman, un almirante retirado hace más de 10 años, fue ratificada a última hora de la tarde de ayer por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. Inman, un hombre de brillante carrera militar vinculada casi siempre con el espionaje, está considerado corno un personaje de gran influencia en el Pentágono y con muchos amigos en el Congreso.

Con su nombramiento, el presidente Bill Clinton, que ha tenido desde el principio de su Administración muchos problemas para entenderse con los militares, quiere asegurarse ahora un fuerte liderazgo en las Fuerzas Armadas. El antiguo secretario de Defensa Richard Cheney, que conserva una gran relación con el Ejército, comentó ayer que Inman es "un individuo de primera clase y, seguramente, la mejor elección que Clinton podía haber hecho".

Cercano a los militares

Varios congresistas republicanos han aplaudido también la elección de Inman, un duro tejano de 62 años de edad, a quien ven como un hombre más próximo a sus puntos de vista y a las opiniones de los jefes militares. De esta manera, Clinton parece asegurarse también que el nuevo secretario de Defensa pasará sin problemas la confirmación en el Capitolio.La rapidez con la que ha sido resuelta esta primera crisis de Gobierno revela, por un lado, que Clinton no quiere enfrentarse con problemas como los que sufrió meses atrás en sus largas meditaciones para nombrar altos cargos. Al mismo tiempo, esa celeridad en encontrar el sustituto de Aspin demuestra que el presidente había dado por hecha hace tiempo la dimisión de su ministro de Defensa.

Les Aspin no pudo recuperarse jamás del error que se le atribuye por la operación militar en Somalia. Aspin cargó particularmente con la culpa por los combates del pasado mes de octubre de las fuerzas estadounidenses con los seguidores de Aidid, en los que murieron 18 soldados norteamericanos. A eso se sumaron recientemente las discrepancias públicas en el seno de la Administración sobre el recorte en más de 50.000 millones de dólares del presupuesto de Defensa. A Aspin se le hizo aparecer en ese debate como un hombre incapaz de imponer su criterio a los mandos militares.

En términos generales, la prensa ha despedido a Les Aspin como un hombre fracasado que no ha sido capaz de aguantar más de un año en el puesto por el que luchó toda su vida. Aspin, antiguo presidente del comité de Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, empezó a trabajar en asuntos militares y de seguridad nacional hace casi treinta años.

Les Aspin, que permanecerá en su cargo hasta el próximo 20 de enero, se vio también perjudicado por el intenso debate librado en los primeros meses de la Administración demócrata sobre la aceptación de homosexuales en el Ejército. El todavía secretario de Defensa apareció siempre navegando entre la posición radical del presidente Clinton, inicialmente partidario de la incorporación sin límites, y la del Congreso, contrario a esa propuesta.

La fortaleza política de Les Aspin disminuyó también por la debilidad de salud mostrada cuando en el mes de marzo tuvo que ser hospitalizado para insertarle un marcapasos. El pasado domingo, el propio Aspin manifestó públicamente que su salud era perfecta en este momento, por lo que, pese a que Bill Clinton adujo "razones personales" para la dimisión, los problemas físicos no parecen ser la causa del relevo.

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