Serra decide intervenir en el Congreso para justifícar sus dos años de silencio

"O tiene miedo o no tiene la confianza de la mayoría". Con esta carga de profundidad se dirigió el diputado del PP Federico Trillo a Narcís Serra para preguntarle en el Congreso si cree que "se puede ser vicepresidente del Gobierno en un régimen parlamentario sin haber comparecido ante el Congreso de los Diputados desde su nombramiento en 1991". Serra, que intervino por primera vez en dos años en el Parlamento, contestó con rotundidad: "Obviamente, sí, porque así ha sucedido". Trillo ironizó sobre su papel en el Ejecutivo y, aludiendo a una antigua definición de Alfonso Guerra y al caso de las escuchas de Barcelona, afirmó que quizá sólo sea el "superoyente o el superescucha" del Gobierno.

Serra consideró, no obstante, "muy conveniente que en el nuevo reglamento se abran cauces a la comparecencia del vicepresidente". Trillo no se dio por satisfecho con la escueta respuesta y replicó que el vicepresidente no podía refugiarse en el reglamento, ya que "la Constitución obliga a someterse al control de las cámaras porque éste es un régimen parlamentario".Trillo considera insólito que, en dos años de vicepresidencia Serra, haya esquivado ocho peticiones de comparecencia. En ese punto lanzó su andanada: "O tiene miedo, o no tiene la confianza de la mayoría". Además, Trillo lanzó un dardo contra Serra. Le recordó que el anterior vicepresidente, Alfonso Guerra, compareció ante la Cámara "cuando sólo estaba de oyente", rememorando la frase con la que Guerra definió en su día sus funciones en el Gobierno.

Trillo apostilló que Serra quizá sea "el superoyente o el superescucha" en alusión a la pregunta que poco después le formularía el vicesecretario general del PP, Francisco Álvarez Cascos, sobre su responsabilidad en la red de escuchas de Barcelona.

El vicepresidente replicó a Trillo que había elegido, "en lugar del debate político, el epíteto descalificatorio" lo cual, en su opinión, supone elegir "el lenguaje de los que nada tienen que decir en política".

Serra trató de definir su papel repitiendo que él ejerce una labor "interna, más que de proyección exterior, que no favorece la presencia pública", pero que el Gobierno y su grupo parlamentario "están abiertos a considerar" la fórmula para que el vicepresidente comparezca.

Durante el debate hubo murmullos en los bancos socialistas y populares, con aplausos finales para Serra, desde los escaños de su partido y alguna voz más destacada desde las filas populares, como la de Luis Ramallo, vicepresidente cuarto del Congreso, que abandonó su escaño en la presidencia para situarse entre sus compañeros y apostillar al final con un "a ver si buscáis otro mejor", en referencia a Serra.

Al margen del diálogo en el hemiciclo, Emilio Olabarría, diputado del PNV, afirmó que "es extraño que un vicepresidente del Gobierno, que es el segundo puesto relevante de la Administración, no haya comparecido en todo este tiempo". Jordi Casas, de CiU, afirmó: "Más que comparecer más o menos veces, lo importante es que el Gobierno sea capaz de liderar acciones que generen confianza en un momento de crisis".

Con mucha mayor dureza se manifestó la portavoz de IU, Rosa Aguilar, para la que "resulta lamentable que Serra esté permanentemente ausente del Parlamento que es la residencia de la soberanía popular".

José Luis Corcuera fue rotundo al afirmar: "El vicepresidente ha hecho lo que tiene que hacer".