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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Mi trapero se jubila

Secundino, el trapero de mi barrio, cumplió ayer 65 años. Ya me ha advertido que la próxima vez que venga a traer mis antiguos periódicos va a estar cerrado. A su negocio de la trapería no le quedan más de dos semanas de vida. Si quiero, la próxima vez tendré que llevarlos a San Blas, lo que me pilla a media hora de distancia, o tirarlos sin más a la basura.Una vez más, y como en cada ocasión que vengo, Secundino, me informa del precio del kilo de papel usado con anticipo y una vez más le digo que mi interés no está en las 30 o 40 pesetas que pueda sacar de ello, sino en el hecho de no tirar los periódicos a la basura y que, de lo contrario, puedan ser reciclados.

Hubo hace poco un conocido suyo del ramo, me cuenta, que puso en práctica durante un tiempo en otro distrito de Madrid un proyecto de contenedores públicos para papel usado. A 100 pesetas dice Secundino que le salió a este compañero el kilo de papel. La gente sí que tiraba papel, pero también los había que echaban todo tipo de basura. Así que tuvo que contratar personal que le separaran el papel de los demás desperdicios, lo que vino a encarecer su coste hasta tal límite. Haciendo balance de la situación actual del negocio del papel, me dice cómo a él en particular le pagan el kilo entre tres y cuatro pesetas, por lo que él llega a pagarlo a dos; cómo entonces hay cada vez menos gente que se dedica a esto; cómo de llegar a facturar entre uno y dos camiones diarios han pasado ahora a dos a la semana... Estamos perdiendo dinero, concluye.

Secundino piensa retirarse. Los 400 metros cuadrados que ocupa la superficie de la trapería se convertirán en un inmueble. El ayuntamiento nos obliga a ceder ocho metros para un paso al patio interior, se queja. Con todo, es más optimista cuando comenta que su hermano, ya cerca de los cincuenta, no va a pasar apuros para vivir con lo que tome de su parte. Ellos ven resuelto su futuro; yo en cambio me pregunto qué voy a hacer a partir de ahora con mis periódicos (desaparece para nosotros un servicio sin que la sociedad haya encontrado antes una solución de continuidad para la ocupación). ¡Quizá sea la respuesta más idónea por mi parte dejar de comprar periódicos!-

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