Estados Unidos desbloquea el diálogo con Siria
El secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, esbozó ayer tímida pero formalmente un plan que puede cambiar el futuro de Oriente Próximo. El acercamiento entre Estados Unidos y Siria, dijo Christopher, es una realidad. Los presidentes Bill Clinton y Hafez el Asad proyectan reunirse en Ginebra en enero. Con este paso, Washington desbloquea el proceso de paz en la zona. Al mismo tiempo, ayer se supo que el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasir Arafat, y el primer ministro israelí, Isaac Rabin, se reunirán en El Cairo el domingo.
El anuncio constituyó una victoria diplomática para Damasco, pieza central del proceso de paz iniciado en Madrid, trasladado, a Oslo y eternizado en el histórico apretón de manos entre Israel y la Organización para la Liberacián de Palestina en los jardines de la Casa Blanca en Washington hace tres meses.Siria lo había dicho con aplomo: una cumbre ayudaría decididamente a acelerar el proceso de paz. Damasco puede ahora hablar con Israel a través de una línea directa vía Washington. Es, a todas luces, un acontecimiento destacado y que implica un gran giro de la alicaída política exterior norteamericana, tras los desastres en Bosnia, Somalia y Haití.
Técnicamente, Siria sigue en la lista negra del Departamento de Estado, la lista de "países que patrocinan el terrorismo". Sería embarazoso pensar en una reunión entre los líderes máximos de las dos naciones con mutua actitud hostil. Eso sí, la lista se revisa anualmente y se publica en enero, y enero está a la vuelta de la esquina. .
Lo más importante para Washington es producir, en estos momentos en que el acuerdo entre Israel y la OLP navega en mar encrespado de dudas, un sultado concreto para darle sentido y dirección a su política en Oriente Próximo.
Efecto positivo
La conclusión más exitosa de la que Christopher se podía jactar con razón anoche, de regreso en Jerusalén, es que Estados Unidos ha conseguido extraer del estancamiento las negociaciones entre Siria, el Líbano y los israelíes. Christopher habló en una conferencia de prensa conjunta con el ministro de Exteriores sirío, Faruk Shaara, el hombre que hace dos meses había dado la clave a los norteamericanos cuando dijo que una cumbre entre Assad y Clinton tendría "un efecto sumamente positivo" en las actuales conversaciones de paz entre los árabes e Israel. Christopher utilizó casi idénticas palabras ayer. La reunión Clinton-Assad "ayudará a poner la piedra angular de nuestros esfuerzos para construir una paz global, justa y duradera", dijo.
"Con la reanudación de las negociaciones en enero, creo que se puede progresar realmente en el canal sirio-libanés", señaló Christopher.La admisión norteamericana de que Siria tiene la llave del proceso de paz, y que por ello necesariamente hay que cambiar los términos de la difícil relación con Damasco, significa buenas noticias para el futuro económico de Damasco.
Por otra parte, el delicado momento que vive el acuerdo firmado entre la OLP e Israel por los disturbios en los territorios ocupados y la rebelión de los colonos judíos, encontró ayer algo de luz.
El líder de la OLP, Yasir Arafat, y el primer ministro israelí, Isaac Rabin, se reunirán el próximo domingo en la capital egipcia para tratar de remover los obstáculos surgidos ante el comienzo de la autonomía acordada para Jericó y Gaza, previsto para el próximo 13 de enero.
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