Aznar advierte a los nacionalistas que "es la hora de España"

El presidente del Partido Popular (PP), José María Aznar, aprovechó ayer la celebración del décimo congreso del Partido Popular Europeo (PPE) en Bruselas para reforzar su nueva imagen de líder de una oposición constructiva. Aznar criticó de nuevo la convocatoria de huelga general, admitió que su partido no obstaculizará en el Congreso la tramitación de la reforma laboral acordada por el Gobierno y amonestó "el egoísmo" de los nacionalistas vascos y catalanes, a los que recordó que "es la hora de España".

El líder de la oposición conservadora se mostró irritado por la pretensión del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, de aprovechar la vacante creada en el Gobierno Civil de Barcelona -al ser nombrado Ferran Cardenal nuevo director de la Guardia Civil- para suprimir los gobiernos civiles, al menos en Cataluña. Aznar entiende que "en un país que pronto tendrá cuatro millones de parados" no es el momento de preocuparse por estas cosas.El presidente del PP recordó que en España se ha vivido desde 1978 "un proceso de descentralización sin parangón en Europa, que en otros momentos históricos fracasó" y advirtió a las formaciones nacionalistas vascas y catalanas que "no se puede estar en una posición de reivindicación permanente".

José María Aznar criticó una vez más la convocatoria de huelga general, de la que dijo que "no es una respuesta inteligente, ni va a servir para superar la situacion", y recordó a los sindicatos que "los gobiernos se derriban en las urnas". Con todo, se mostró comprensivo con los motivos que han tenido las centrales para convocar el paro porque, dijo, él también se opone "a la política económica del Gobierno".

Conversaciones con el PSOE

El líder del PP aseguró que el Grupo Parlamentario Popular no pondrá obstáculos a la convalidación en las cámaras del decreto-ley aprobado por el Gobierno para reformar el mercado laboral, aunque su partido intentará que el decreto acabe convirtiéndose en proyecto de ley. Sin embargo, Aznar reconoció que la reforma no servirá para crear más empleo a corto plazo, aunque sí a medio plazo.

Las conversaciones con los socialistas sobre el impulso democrático "están un poco congeladas", admitió el político popular, aunque se mostró esperanzado en seguir avanzando "en bloque" en estas cuestiones. "Lo importante es el respeto mutuo en los diálogos políticos, aunque luego no se traduzcan en acuerdos", afirmó en referencia a la tradicional tensión que ha rodeado sus relaciones personales con Felipe González. Aznar aprovechó su visita a Bruselas para dar un espaldarazo a Marcelino Oreja como futuro comisario europeo y, sobre todo, para lanzar al predecesor de éste, Abel Matutes, como número uno de la lista del Partido Popular en las próximas elecciones europeas, que se celebrarán en junio de 1994.

Aznar se mostró seguro de que los comicios continentales se traducirán en la primera victoria del PP a nivel nacional, aunque no acertó a lanzar un mensaje europeísta distinto del del PSOE: "Habrá acentos distintos" entre populares y socialistas, aseguró, a pesar de la tradicional coincidencia de oposición y gobierno en las grandes líneas de la política europea.

Por su parte, Matutes destacó en su intervención en el congreso del PPE la necesidad de desarrollar en toda Europa una política que estimule la economía productiva, "pues no hay que olvidar que no hay mayor solidaridad que la de crear empleo".