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El tesorero de la Liga Norte ingresa en prisión en la actuación contra el partido de Bossi

Los magistrados milaneses siguen empeñados en su implacable lucha contra la corrupción en Italia. Fruto de su decisión, ayer fueron detenidos el tesorero de la federalista Liga Norte, uno de los pocos partidos italianos que hasta ahora había quedado al margen de la acción de los jueces de la Operación Manos Limpias, y el ex presidente de Montedison Mario Schimberni, de 70 años, que fue autor de la compra de la empresa española Antibióticos (de la que era propietario Juan Abelló y gestor Mario, Conde) por cuenta de la citada multinacional.

Alessandro Patuelli, tesorero de la Liga Norte, fue detenido en Milán y posteriormente encarcelado en la prisión de San Vittore, en la capital lombarda. Patuelli está acusado de violar la ley de financiación de los partidos políticos. Es la primera vez que un miembro de la Liga Norte, el partido que dirige el senador Umberto Bossi, es detenido por supuesta cotrupción. La Liga Norte, que había convertido la lucha contra la corrupción en su verdadero caballo de batalla, ha logrado convertirse en el cuarto partido italiano, a pesar de que su implantación se reduce al norte del país. Umberto Bossi, el fundador del partido, ha reiterado que su intención es refundar el Estado italiano desde una perspectiva federal, para alejar de los órganos de poder a las grandes formaciones políticas, esencialmente la Democracia Cristiana y el Partido Socialista, responsables, según su discurso, de la desgarradora crisis de Estado que atraviesa Italia. Bossi ha insistido en la necesidad de convocar elecciones generales inmediatas para alejar a los corruptos del poder.Derrota en las elecciones

La segunda vuelta de las elecciones municipales parciales celebradas el pasado domingo, en las que las cinco grandes alcaldías en juego fueron disputadas por la coalición progresista aglutinada en torno al Partido Democrático de la Izquierda (PDS), ex comunista, a los neofascistas del Movimiento Social Italiano en el sur y a los federalistas de la Liga en el norte del país, prueban que los electores han retirado su apoyo a los grandes partidos que han gobernado el país desde la posguerra. Las denuncias, hace un mes, contra un senador del partido federalista desencadenaron una airada protesta de Bossi, quien acusó -a los magistrados de estar implicados en los oscuros manejos del "antiguo réginien". Por su parte, Mario Schimberni, ex presidente de Montedison en,el periodo inmediatamente anterior a la entradq en la compañía del grupo Ferruzzi fue detenido en Roma, también por orden de los magistrados de Milán. A Schiniberni se le acusa de fraude en los balances de Montedison por un valor de 500.000 millones de liras, casi 50.000 millones de pesetas. Los magistrados investigan todavía el destino de la citada suma, aunque, al parecer, ya saben que fue desviada entre 1984 y 1986 hacia bancos de paraísos fiscales, y en concreto de las Antillas Holandesas. Pero ignoran con qué finalidad. Todo indica, sin embargo, que no se trató de una sustracción simple, sino de una operación destinada a crear fondos negros para el pago de comisiones ilegales o para financiar otro tipo de operaciones ilegales de Montedison. Prueba de ello es que un estrecho colaborador de Schimberni informó por escrito de los detalles de la operación a Raúl Gardini, cuando éste, por cuenta de Ferruzzi, se hizo cargo de la empresa. El informe en cuestión estaba archivado, y el actual presidente de Montedison, Guido Rossi, el hombre que desembarcó en el grupo de Rávena con el acuerdo de los bancos a los que los Ferruzzi deben casi tres billones de pesetas, lo encontró y notificó a los magistrados responsables de la investigación Manos Limpias sobre corrupción ligada a la financia ción de la política. La detención de Schimberni es consecuencia de esa denuncia. Al parecer, los magistrados estaban ayer a la espera de que fuera detenido el colaborador de Schimberni que redactó el informe para avanzar en el esclarecimiento de la operación.

Lucha de accionistas

Mario Schimberni, al que, en atención a su edad, le ha sido concedida la detención domiciliaria en su casa de Roma, se enfrentó a mediados de los anos ochenta con Giovanni Agnelli -el presidente de Fiat- y con Mediobanca -el banco de negocios que trabaja con la gran empresa italiana para disputarles la posición de accionistas de referencia que ejercían sobre Montedison y poder ejercer plenamente la presidencia del grupo, convirtiéndolo en una sociedad de accionariado difuso. Schimberni logró, de hecho, que los citados accionistas vendieran sus participaciones en Montedison, pero no pudo evitar que por esa puerta abierta se le colara Raúl Gardini, quien, una vez consolidado el control por cuenta de Ferruzzi, despidió a Schimberni y asumió la presidencia. La compra de Antibióticos fue una de las operaciones que Schimbemi ideó en su batalla con Gardini, según declaró Giuseppe Garofano, ex colaborador de los Ferruzzi.

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