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Recuerdos espaciales, ¿quién da más?

Subasta en Nueva York de 200 objetos de la historia cosmonáutica de la URSS

Más de 200 piezas del programa espacial soviético saldrán a su basta el próximo sábado en Nueva York. Reunidas durante más de dos años por los especialistas de la casa Sotheby's, tienen muchos dueños distintos, pero un denominador común: la necesidad acuciante de obtener dinero que tienen las instituciones y los particulares rusos tras la desintegración del imperio soviético.El traje de entrenamiento de Yuri Gagarin, el primer astronauta de la historia, y una cápsula Soyuz, en la que regresó al planeta un periodista japonés tras una corta estancia en la estación espacial Mir en 1990, son algunos de los objetos que se espera alcancen un mayor precio. En el exterior de la cápsula, que puede llegar a los 400 millones de pesetas, se puede leer en ruso y en inglés: "Hombre dentro. ¡Socorro! Abran esta escotilla. Cojan la llave. Pónganla en el agujero". El precio de salida de algunas de las piedras lunares obtenidas por los vehículos automáticos soviéticos oscila entre los cuatro millones y los siete millones de pesetas.

Para dar ambiente a la subasta, estarán en Nueva York la viuda de Gagarin y varios astronautas rusos, dispuestos a firmar autógrafos sobre los objetos subastados. La lista es muy variada, desde una bolsa para la recogida de orina -no utilizada- hasta diarios de los astronautas y documentos inéditos sobre proyectos espaciales.

Un pesado traje diseñado en 1968 para explorar la Luna revela que los rusos tenían preparado mandar un hombre al satélite terrestre cuando se les adelantaron los estadounidenses en 1969, aunque entonces lo negaran.

También están un tenedor y un abrelatas utilizados en 1961 por el primer hombre que comió en el espacio, German Titov, que fue el segundo astronauta soviético.

Gagarin es, sin embargo, la estrella. Además de su traje de entrenamiento se subasta el discurso manuscrito que dio dos días antes de su hazaña y el telegrama de cuatro páginas escrito por Nikita Jruschov para felicitarle a su vuelta.

El recuerdo más conmovedor es el de una muñeca con la firma de Víktor Patsaiev, que murió asfixiado en su cápsula junto a otros dos astronautas al volver de una misión en junio de 1971. Patsaiev hizo caso omiso de la superstición extendida entre los astronautas según la cual trae mala suerte firmar autógrafos antes de una misión y dató su autógrafo con la fecha del día posterior al de su vuelta.

El padre de la subasta, David Redden, vicepresidente de Sotheby's, se ha pasado casi tres años convenciendo a los astronautas y sus familiares de que den lo que guardaban como recuerdo. El resto procede de la gigantesca empresa paraestatal Machinostroenia, fabricante de los equipos espaciales.

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