España se presenta ante Marruecos como su gran valedor en Europa
El presidente del Gobierno, Felipe González, intentó ayer capitalizar los esfuerzos que la diplomacia española desarrolla para defender los intereses de Marruecos en la Unión Europea (UE) hasta el punto de ser, por ejemplo, menos exigente con el reino cherifiano en materia de derechos humanos que la mayoría de sus socios comunitarios. La primera cumbre hispano-marroquí se celebró ayer en Madrid.
Karim Lamrani, primer ministro de Marruecos, y sus ministros de Asuntos Exteriores, Agricultura, Economía, Comercio y Educación, almorzaron ayer en La Moncloa y celebraron después una sesión plenaria con la delegación española encabezada por González e integrada por otros tantos ministros. Por último, cenaron con los Reyes en el Palacio de la Zarzuela.El primer encuentro gubernamental hispano-marroquí en Madrid quedó parcialmente sumergido por el asesinato, el jueves, de un hombre de negocios español en Argelia a manos de la guerrilla islamista. Ambos jefes de Gobierno intercambiaron puntos de vista pesimistas sobre las posibilidades del Gobierno argelino de superar la crisis que atraviesa.
El carácter atípico de la reunión hispano-marroquí quedó puesto de manifiesto por la rueda de prensa final que, a petición de la parte española, no fue dada conjuntamente por los jefes de Gobierno. En su lugar comparecieron ante los medios de comunicación los titulares de Exteriores.
González, según fuentes diplomáticas, se resiste a presentarse junto con un primer ministro que dista mucho de ser su equivalente porque, a pesar de la entrada en vigor de la nueva constitución marroquí, el rey sigue desempeñando el poder ejecutivo y el jefe del Gobierno sigue siendo una figura eminentemente protocolaria.
La cumbre sirvió sobre todo a la parte española como escenario para anunciar que hasta 1998 inclusive concederá créditos a Marruecos, para la importación de bienes y servicios españoles, por valor de 150.000 millones de pesetas. Un tercio de esa cantidad corresponde a préstamos blandos, es decir con un tipo de interés inferior al de mercado. No se descarta que, si la coyuntura económica española mejora, el Gobiemo haga un esfuerzo adicional a mediados de la década.
También brindó la oportunidad a la delegación presidida por González de explicar la labor española en la UE en pro de los intereses marroquíes. La última iniciativa consistió en entregar el jueves en Bruselas una carta conjunta de los jefes de la diplomacia española y francesa, Javier Solana y Alain Juppé, pidiendo a la presidencia belga de la UE que mejore la oferta de acuerdo que hará en breve a Rabat.
Productos mediterráneos
El 8 de noviembre España impidió la aprobación del mandato de negociación de un acuerdo con Marruecos al considerarlo cicatero en ayudas financieras a la balanza de pagos. El borrador de la oferta a Rabat plantea, en cambio, problemas a la diplomacia española, que lo considera demasiado generoso en cuatro productos mediterráneos (patatas, tomates, flores y mandarinas).En materia de derechos humanos España intenta, en cambio, con el apoyo de Francia y Portugal, evitar que se incluya en el acuerdo con Marruecos una cláusula de derechos humanos similar a la impuesta a los países bálticos. Esta disposición prevé la interrupción de la cooperación comunitaria sin consulta previa al país afectado en caso de violación masiva de los derechos humanos, suspensión de las libertades, etcétera.
La diplomacia española preconiza que, al no tener Marruecos vocación a adherirse en la UE, se le debería equiparar a Argentina o a Brasil, países con los que se firmaron acuerdos en los que se hace menos hincapié en los derechos humanos.
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