Lluís Llach canta al Mediterráneo como encrucijada
El músico catalán presenta su último disco, 'Un pont de mar blava'
El último disco de Lluís Llach presenta el Mediterráneo como una encrucijada en la que confluyen guerras fratricidas, integrismo, xenofobia y racismo. El músico catalán canta a estos problemas con la esperanza dé una convivencia que recupere el humanismo y la utopía. Tras la presentación en Barcelona de Un pont de mar blava, Llach prepara su gira de 1994, que pasará por el teatro Albéniz de Madrid los días 5, 6 y 7 de mayo.
"He intentado presentar el Mediterráneo como resumen de todas las problemáticas que afectan al mundo", dijo Lluís Llach ayer en Madrid, con motivo de la presentación de su último disco, Un pont de mar blava (Un puente de mar azul). "Guerras fraticidas, integrismo, xenofobia... Sin embargo, el disco es un canto de esperanza, de convivencia que recupera el humanismo al tiempo que reivindica el derecho a la diferencia y el placer del mestizajeEn Un pont de mar blava, trabajo que Llach define como una cantata, ha mezclado desde instrumentos del siglo XIV hasta el último avance de la tecnología para definir un "triángulo cultural" que alcanza Grecia (con la voz de Nena Venetsanou) y al mundo árabe (con la cantante Amina Alaoui). En el tercer vértice están su música y los textos de Miquel Martí i Pol.
La amistad de Llach con Martí i Pol comenzó hace ocho años, "cuando intenté musicar uno de sus poemas", dice el cantautor de Verges. "Martí i Pol es un poeta con una capacidad de comunicación fantástica, que gusta a gentes de. varias generaciones y de diferentes estamentos culturales. Desde hace 20 años padece una esclerosis múltiple que le condena a vivir en una silla de ruedas, pero está implicado en la realidad. Es un poeta que vive lo esencial de la vida y en su obra no cabe la banalidad". Ambos han pasado 18 meses trabajando y comunicándose por fax.
Babelia
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