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El Gobierno británico reduce de 12 a 6 meses el cobro del subsidio de paro

Enric González

El Gobierno británico presentó ayer, dentro de su presupuesto para el ejercicio 1994-1995, un severo programa para reducir el gasto público y limitar las prestaciones de la Seguridad Social. El canciller del Exchequer (ministro de Finanzas), Kenneth Clarke, anunció que el recorte del periodo de percepción del subsidio de desempleo de 12 a 6 meses, tras los cuales se cobrará el ligeramente inferior subsidio de subsistencia.

Kenneth Clarke anunció también los subsidios de enfermedad e invalidez quedarían unificados en un solo subsidio de incapacidad, cuyo pago estaría sometido a controles muy estrictos para eliminar el fraude. El canciller anunció también que la edad de jubilación femenina se retrasaría gradualmente desde los actuales 60 hasta los 65 años, la edad establecida para los hombres. Las principales economías del presupuesto británico se ejercieron sobre las partidas de Defensa y Seguridad Social, aunque el nivel de gasto del segundo departamento creciera más en términos reales.

En conjunto, el gasto público habría de pasar desde el presente 45% hasta el 42% del PIB en los próximos tres años. La economía británica había de crecer, a su vez, un 2,5% en el ejercicio próximo, según los cálculos de Clarke, para que el déficit presupuestario de este año (casi diez billones de pesetas) se redujera significativamente, gracias al aumento automático en la recaudación fiscal. El Gobierno británico persigue, además, situar la inflación entre el 1% y el 4%, de forma que se favorezca la total salida de la crisis y permita una reducción progresiva del desempleo, que afecta en la actualidad a cerca de tres millones de personas.

Kenneth Clarke se las arregló para presentar un presupuesto sin la subida masiva de impuestos indirectos que temía el Parlamento y, sobre todo, sin la esperada aplicación de IVA a productos ahora exentos como la comida, la ropa para niños, los libros y los periódicos.

Medidas fiscales

El aumento de las necesidades fiscales se cubrió picoteando en terrenos muy variados, como la reducción en la desgravación por hipotecas, la imposición de una tasa especial de unas 1.000 pesetas por cada viaje en avión, y la introducción de un IVA del 3% sobre los seguros.La próxima introducción del IVA en los combustibles domésticos, anunciada por el ex canciller Norman Lamond el año pasado y muy impopular entre los pensionistas fue dulcificada con un paquete de compensaciones que incluía subidas especiales en las pensiones y descuentos en las facturas del gas para los ingresos más bajos.

Cigarrillos y gasolina sufrieron el habitual incremento, con una subida de casi 20 pesetas por cajetilla que elevó el precio hasta unas 500 pesetas, y una subida de un duro en el litro de combustible. La cerveza y el whisky, otras víctimas tradicionales en los presupuestos, se libraron de nuevos recargos en el finalmente presentado ayer.

Clarke ha dedicido también congelar los sueldos de los funcionarios públicos y reducir los costes gubernamentales.

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