Los dos niños de Liverpool, declarados culpables del asesinato de James Bulger
Los pequeños encaran una condena "por tiempo indefinido" que rondará los 10 años
El niño B, Jon Venables, lloró en silencio. El niño A, Robert Thompson, permaneció impasible. Ambos niños, de 11 años, fueron declarados ayer culpables del secuestro y el asesinato del pequeño James Bulger,de dos años, por un jurado de Preston (noroeste de Inglaterra). Los padres de la víctima, los de Venables y la madre de Thompson estaban presentes en la sala cuando se leyó el veredicto, el más severo entre todos los posibles. Thompson y Venables seráninternados hoy en un centro penitenciario juvenil de máxima seguridad "por tiempo indefinido". Aunque no se fijó límite para la duración de la condena, en medios jurídicos se estimó que podría rondar los 10 años.
El jurado se puso de acuerdo para la tercera y menor de las acusaciones, intento de secuestro. El juez Morland decidió archivar la acusación, y acabar así con el "terrible caso". Agradeció al jurado su 'Tuerza moral" y condenó a Thompson y Venables a una pena técnicamente equivalente a la perpetua por su "malvada y brutal acción".Los dos niños -de 10 años el pasado 12 de febrero, cuando secuestraron y mataron a golpes y pedradas en Liverpool al pequeño James- se convirtieron en los más jóvenes asesinos británicos del siglo. Hace 25 años, una joven de 11 años fue condenada por asesinar a dos muchachos. Tras 10 años de cárcel la justicia no supo más de ella. Ello permite intuir el futuro de Robert Thompson, llamado A desde su detención, y Jon Venables, llamado B.
Un asistente social que tuteló a los dos niños en el proceso señaló ayer que en la cárcel juvenil los psiquiatras se ocuparían de que Venables y Thompson comprendieran la gravedad de su acción. "Se trata de que sientan un arrepentimiento sincero, y además hay que evitar que su delito les persiga siempre y destroce su futuro", explicó. Desde su detención, los dos niños permanecieron separados. El Ministerio del Interior anunció que la separación se mantendrá.
Aunque la culpabilidad de Thompson y Venables quedara establecida, sus motivos del asesinato permanecen, tras la sentencia, incomprensibles. El propio juez sólo opinó que la visión de películas violentas podría haber influido". Según Albert Kirby, el policía que les detuvo y les interrogó, sólo cabía lo más terrible: "Eliminadas todas las demás posibilidades, queda una, la de matar por matar".
El pasado de Thompson y Venables no era diferente del de cientos de críos de los barrios deprimidos de Liverpool o de cualquier otra ciudad. Sin embargo, con sus muy distintas personalidades y entornos, en ambas biografías podía haber detalles significativos. Thompson, A, pertenecía a una familia muy desordenada, con seis hijos de un padre que se fue de casa en 1990 y un séptimo hijo de padre desconocido, y vivía sin apenas control materno. Poco después de desaparecer su padre, la casa familiar fue totalmente destruida por un incendio. En el colegio era considerado un matón por sus compañeros y un mentiroso compulsivo por sus profesores. Su personalidad, fría y autocontrolada, reflejaba quizá una prematura madurez. Antes de ser detenido tuvo calma para depositar, con otros niños, un ramo de flores en la vía férrea donde, dos días antes, él mismo había matado a James Bulger. La policía siempre le consideró inspirador del asesinato. Venables había crecido en un ambiente más acomodado y estable, aunque sus padres vivían separados y él, segundo de tres hermanos, mostraba desde hacía algún tiempo un temperamento violento. Sus padres y maestros coincidían en verle como chico muy influenciable. En 1991 fue expulsado de un colegio por agredir a un compañero. Antes, había sufrido arrebatos de rabia e intentado autolesionarse. En el colegio al que le llevaronn sus padres, en busca de "más atención de los maestros", Venables conoció a Thompson. A diferencia de éste, Venables hizo una confesión completa ante la policía.
La madre de James
Denise Bulger, la madre de la víctima, embarazada de casi ocho meses, asistió ayer por primera vez al juicio. Su presencia elevó la tensión e influyo , tal vez, en el ánimo del jura do, que necesitó poco más de cinco horas para un veredicto unánime en las dos principales acusaciones. El abogado de Venables comentó que el veredicto de asesinato "era inevitable". "Las declaraciones de no culpabilidad fueron un formalismo técnico", agregó.
Antes de retirarse a deliberar, el jurado había recibido del juez una lista de 20 preguntas, para encauzar la discusión. El juez Morland quería que la implicación de Thompson y Venables en la muerte del pequeño James fuera abordada por separado, y que las diferencias entre homicidio y asesinato quedaran muy claras. Los 12 miembros del jurado se mostraron, al final, completamente de acuerdo con el fiscal: hubo intención de matar, hubo acción conjunta y hubo perfecto conocimiento de la maldad del acto. No era posible otro veredicto que el de asesinato.
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