Borrell afirma que las tarifas aéreas seguirán bajando

65 millones de asientos vacíos, 15.000 puestos de trabajo menos y unas pérdidas de más de 1.000 millones de dólares (unos 150.000 millones de pesetas). Éste es el balance, en 1992, de la crisis que atraviesan las compañías aéreas europeas, cuya consecuencia más immediata es y seguirá siendo una caída de las tarifas aéreas, según vaticinó ayer el ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell. En una jornada sobre El futuro de la industria del transporte aéreo en España organizada por la Dirección General de Aviación Civil, Borrell advirtió ante un grupo de empresarios, expertos y sindicatos del sector que habrá nuevas caídas en los precios. Los motivos: el exceso de capacidad "consecuencia de una política expansiva de compra de aviones en momentos de buen comportamiento del mercado", la lenta recuperación del tráfico de pasajeros y la entrada de compañías extranjeras en los mercados domésticos, como resultado de la liberalización."Pero el transporte aéreo no es una actividad en recesión. La demanda seguirá aumentando", señaló Borrell en un intento de insuflar algo de optimismo. "El tráfico de pasajeros en los noventa crecerá de los 1.200 millones actuales a unos 2.000, lo que representa un incremento medio anual del 6%".

Ante la gravedad de la crisis, el ministro entiende que países como Francia, cuya compañía de bandera, Air France, acumuló Is mayores pérdidas en Europa, cuestionen la viabilidad del calendario fijado por la CE para la liberalización del sector -que debe culminar en abril de 1997-, aunque descartó una revisión del proceso o un posible retraso del mismo.

José Borrell negó que su ministerio estuviese poniendo trabas a la entrada de otras compañías en el mercado doméstico. Se refirió en concreto al caso de Air Europa, que pretende competir con Iberia en el puente aéreo Madrid-Barcelona. "La propuesta será autorizada siempre que se adapte a un servicio regular, es decir, no vale volar sólo en los días de gran demanda", dijo.