El individualismo de los 'taggers'
El colectivo de grafiteros agrupa a 18 jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 20 años, y sus mandamientos son fomentar el grafito artístico, erradicar las tags, o firmas, y conseguir la aceptación social de las pintadas. Según Luis Vicente, de 17 años y perteneciente al colectivo a través del grupo TZR, "el problema es que hay mucho individualismo entre los que firman. La mayoría busca la gamberrada y no el arte", añade.El grupo opuesto a quienes persiguen la integración del grafito en el paisaje urbano son los taggers, es decir, los firmantes. No buscan ni reconocimiento ni arte; son los más jóvenes y los más rebeldes. No tienen ni filosofía ni objetivos. "Firmarnos porque sí y ya está", sentencia Turbo, de 13 años, que empezó a los 11 a estampar su enrevesada rúbrica "con un tubo de Kanfort y un rotulador Edding por todas las paredes de mi barrio".
Según Miguel Ángel Cuervo, portavoz del grupo de grafiteros, el Ayuntamiento. se comprometió a buscar paredes donde pintar si no realizaban grafitos incontrolados. Fruto de esa colaboración se pintaron las paredes del centro de salud municipal y los grafiteros realizaron una exposición contra el racismo durante las fiestas patronales de septiembre.