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Los obispos de EE UU endurecen las sanciones contra los sacerdotes que cometan abuso sexual

Piden al Vaticano que se agilice la expulsión de los clérigos por estos delitos

La Conferencia Episcopal de Estados Unidos aprobó ayer por 219 votos a favor y 5 en contra varias medidas que endurecen las sanciones contra los religiosos que cometan abusos sexuales. Los obispos pedirán al Vaticano que se simplifique el proceso de expulsión de clérigos que han incurrido en este tipo de delitos. Si el Vaticano respalda esta iniciativa, podrán ser separados de su ministerio en dos años en vez de los cinco que actualmente rigen. La sombra del abuso sexual y, en concreto, el caso del arzobispo de Chicago, Joseph Bernardin, ha planeado en todo momento sobre una agenda que los obispos habían intentado limitar a temas menos espinosos.

El presidente del Comité de Asuntos Canónicos, el cardenal de Filadelfia, Antony Bevilacqua, dijo que el resultado de la votación muestra "la gran preocupación de la Iglesia por el asunto"; pero añadió: "Los cambios no van a afectar a una gran cantidad de casos".No se sabe cuánto tiempo se tomará el Vaticano para tomar una decisión; pero es bastante probable que dé el visto bueno a la propuesta.

Bernardin afronta una demanda judicial presentada por un antiguo aspirante a seminarista, según el cual el prelado abusó sexualmente de él hace una década, cuando la presunta víctima tenía 17 años.

El obispo John F. Kinney, portavoz de la Comisión sobre Abusos Sexuales, explicó que desde que este grupo fue formado en junio de cara a la Conferencia Episcopal, el ingente volumen de correo recibido sobre este asunto demuestra muy bien la "angustia social" que ha levantado. Kinney añadió: "Desgraciadamente, nuestra comisión no puede proporcionar un remedio instantáneo. Todos nosotros sabemos que no hay respuestas rápidas y fáciles. El objetivo de nuestra comisión es ir dando pasos firmes, medidos y reflexionados de cara a dar recomendaciones a las diócesis locales".

Desde 1984, según los registros existentes, más de 400 religiosos han sido acusados en Estados Unidos de agredir sexualmente a menores de edad. Sin embargo, el sociólogo y sacerdote Andrew M. Greeley ha calculado que al menos 2.500 religiosos de EE UU han abusado de unos 100.000 menores en los últimos 20 años. A principios de año, el Papa envió una carta a los obispos norteamericanos expresando su preocupación por el problema y los efectos negativos que tiene sobre la feligresía.

Bevilacqua señaló que los cambios deben significar un "último recurso" para reforzar el poder de un obispo en caso de que un cura culpable de delitos sexuales se resista a abandonar su puesto. En Estados Unidos, un obispo puede retirar a un cura de una parroquia o suspender sus funciones temporalmente, pero para que la suspensión sea permanente se requiere la intervención de un tribunal canónico.

La ley eclesiástica señala además que los cargos contra los religiosos pederastas deben ser presentados por las víctimas en un plazo no superior a los cinco años después de la última agresión. Ahora, los obispos piden dos cambios: no importará el tiempo transcurrido si la víctima hace la denuncia antes de cumplir los 23 años. En cualquier caso, y aunque hayan pasado más de cinco años y la víctima tenga más de 23, el obispo de la diócesis podrá tomar medidas en un periodo de dos años tras escuchar "una acusación creíble".

Los obispos estadounidenses acordaron también pedir al Vaticano que reconsidere la definición de "menor de edad" en Derecho canónico para elevarla de 15 a 17 años.

Intervención militar

Los obispos de EE UU adoptaron además un esperadísimo documento sobre la familia y el matrimonio y otro sobre la política exterior norteamericana. Curiosamente, el cardenal Bernardin ha presidido la comisión encargada de redactar el documento sobre la familia, en el que se insta a los cónyuges a un reparto equitativo de las tareas del hogar y de las obligaciones paternales.Sobre política exterior, la Conferencia Episcopal advierte frente al peligro del cada vez mayor aislacionismo de EE UU y subraya que tiene la "responsabilidad moral" de intervenir militarmente en conflictos como el de la guerra de los Balcanes. Además, insiste en el apoyo de los obispos a la prohibición de las pruebas nucleares y hace un llamamiento para detener la venta de armas en el mundo.

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