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El olímpico de Canillejas

Concluyen las obras de estructura del nuevo estadio para 20.000 espectadores

Javier Casqueiro

Las grandes cifras del estadio en construcción de la Comunidad de Madrid en el distrito de Canillejas son olímpicas, como su espíritu. La obra se empezó en 1992, bajo los efectos hipnotizadores de los Juegos de Barcelona y con la firma de uno de los arquitectos más universales de la denominada escuela del destello sevillano (Antonio Ortiz).El estadio de Canillejas ha costado 6.900 millones, como el de Montjuïc (reformado sobre la vieja instalación). La mole, compuesta por 53.000 metros cúbicos de hormigón y cinco millones de kilos de hierro, está ya acabada y valdría para sostener un rascacielos de 60 pisos. Le faltan remates tan imprescindibles como la propia pista -que se acaba de contratar- para que en la espectacular grada montada sobre la intersección arquitectónica de un cono y un círculo más de 20.000 personas puedan apreciar sentadas, a partir de este verano, competiciones atléticas de rango mundial.

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Pista cubierta.
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La Comunidad de Madrid reconoce, entre sus asignaturas con baja nota, la carencia de un gran equipamiento deportivo en la región en el que organizar pruebas -fundamentalmente de atletismo- del máximo nivel. La idea de albergar en este recinto a uno de los equipos madrileños de fútbol se ha desechado. Eliminar de la cartilla ese suspenso ha supuesto unos cuantos cursos y muchos millones.

El mismo dinero que Montjuïc

El Gobierno regional ha invertido desde 1990 un total de 6.900 millones de pesetas -con la subvención de 840 millones por parte del Consejo Superior de Deportes- en la realización de este proyecto de carácter claramente simbólico. El presupuesto de la rehabilitación del estadio olímpico de Montjuïc para los Juegos de Barcelona costó 6.834 millones.Los responsables autonómicos del deporte no disimulan su orgullo ante la belleza y la calidad tecnológica de esta mastodóntica infraestructura deportiva implantada en un solar de Canillejas, una zona tan periférica del distrito de San Blas que prácticamente se sitúa fuera de las lindes de la ciudad. "Y luego dicen que no hacemos cosas en Madrid", se lamenta en tono incomprendido Alfonso Arroyo, director regional de Deportes.

"¿Una obra importante de la Comunidad para el municipio de Madrid?". José Gabriel Astudillo, concejal de Deportes del Ayuntamiento de la capital, gobernado por el Partido Popular, no sale de su asombro: "Eso no es verdad, el Gobierno regional no ha hecho nada con el Ayuntamiento en los últimos cinco años, y sin embargo nosotros estamos soportando en una de nuestras instalaciones al equipo olímpico de gimnasia".

Alfonso Arroyo, que todavía conserva un tono flamante en un cargo que ha estrenado hace apenas unas semanas, niega esta acusación y se remite a los datos: "Nos hemos gastado 400 millones en la reforma del Palacio de los Deportes, a pesar de que en el año 2013 revertirá al Ayuntamiento, y sólo en cada anualidad necesaria para acometer el estadio de Canillejas hemos invertido más para Madrid que el Ayuntamiento".

Astudillo rechaza esta versión y asegura que en los últimos tres ejercicios, los controlados por el PP, las instalaciones deportivas municipales han aumentado en un 25%, hasta un total de 54. En esta cifra incluye las obras efectuadas por el Consorcio Pasillo Verde Ferroviario, en colaboración con Renfe.

Al margen de las habituales polémicas entre el municipio de la capital y el Gobierno socialista de la Comunidad, el estadio de Canillejas tiene una trascendencia más allá incluso de lo regional. Los responsables de la Consejería de Cultura y Deportes afirman que hay muy pocas instalaciones de este tipo en España con unos recursos y unas dotaciones tan modernas como plurifuncionales.

El estadio de Canillejas, obra de los arquitectos Antonio Cruz y Antonio Ortiz, ha emergido como una gran seta sobre una parcela de 120 hectáreas del futuro desarrollo por el este de la ciudad (Las Rosas). Sin embargo, la zona ya está perfectamente entrelazada de carreteras, al borde de la M-40, el nuevo acceso de Las Musas a Coslada y la autovía de Barcelona (N-II). El lugar está también comunicado con dos líneas de Metro (5 y 7) y cuando se inaugure se integrará en la red de los autobuses municipales.

El espectáculo de las gradas

El epicentro de este complejo deportivo reside en su espectacular e inclinado graderío -con capacidad para 20.000 personas sentadas en sillas idénticas a las olímpicas de Montjuïc- y en el inmenso edificio de servicios de 50.000 metros cuadrados escondido bajo su tutela.El estadio sólo dispone de gradas fijas en un frente, y la pista -que es lo último que se ha contratado, por valor de 338 millones- está semihundida y rodeada por un foso. En su interior se extenderá un área verde, para un posible campo de fútbol o para fútbol americano, de hierba y con unas dimensiones de 108 por 65 metros. El resto del perímetro queda completado con una ladera ajardinada susceptible de aceptar gradas desmontables hasta completar un aforo para 50.000 personas.

La última fase de la obra ahora en marcha, la de la dotación para la práctica del atletismo, completará el estadio con una pista de 400 metros y nueve calles, dos pasillos de salto de longitud y pértiga con fosos en ambos extremos, cuatro posiciones para el lanzamiento de jabalina, dos zonas para saltos de altura, dos jaulas de disco y martillo y dos pasillos más complementarios para el salto con pértiga.

La pista principal se sitúa 9,5 metros por debajo de una gran plataforma de acceso, rodeada a su vez por el talud de césped en donde no hay gradas y por éstas en la parte oeste. La recta de 100 metros, por ejemplo, está orientada en sentido norte-sur y protegida del viento por todo este entorno. El complejo, además, estará sembrado de árboles.

Los promotores del proyecto -la Consejería de Cultura, Educación y Deportes de la Comunidad de Madrid- han contratado cada una de las cinco fases en que se ha dividido el concurso de la obra con empresas constructoras distintas. El movimiento de las tierras sobre las que se ha compactado la instalación se inició a finales de 1992, y las tareas más gruesas acaban de concluir.

Los obreros se centran ahora en rematar el acabado y en las auténticas obsesiones que plantean las normas de seguridad en vigor para esta clase de recintos: muchas barandillas y escalones no previstos en el proyecto inicial. Además deberán establecer una rotonda para regular el tráfico que olvidó el Ayuntamiento de su plan general de 1985 y que le ha costado a la Consejería de Transportes 40 millones. Los trabajadores tendrán que finalizar el aparcamiento exterior para 2.000 vehículos y liquidar en los próximos cuatro meses la carpintería, así como poner el mobiliario y el material necesario para las pistas.

Las empresas constructoras han empleado para levantar este bloque de 53.000 metros cúbicos de hormigón nada más que cinco millones de kilos de hierro.

Hormigón para un rascacielos

Estudios de ingeniería y de arquitectura calculan que con ese material se podría edificar un rascacielos de 60 plantas de oficinas -mayor que la torre Seagram de Nueva York, de Mies van der Roe- o 15 bloques de 13 pisos con un total de 52 viviendas de 150 metros, casi como la Ciudad de los Periodistas.El estadio, en cualquier caso, será sobre todo el polo de atracción de la futura-ciudad deportiva o incluso olímpica de Madrid: los responsables autonómicos de esta parcela no descartan la posibilidad de que la capital concurra en su día a la candidatura de unos Juegos. La parcela donde está encajado aceptará un nuevo edificio del Instituto Nacional de Educación Física (INEF) cuando se ejecuten todas las transferencias de educación y más que probablemente otras muchas instalaciones deportivas, de ocio y de servicios, todavía por concretar.

La ciudad olímpica de Madrid está, por el momento, tan sólo en ciernes. Sus responsables, no obstante, planean la posibilidad de que, mientras prende, empiece por ser gestionada en una sociedad pública con aportaciones privadas. Pero ahora sólo quieren pensar un buen comienzo del estadio y han empezado a programar la traca inicial de su inauguración. El espectáculo deportivo previsto para ese día, una fecha sin definir del próximo verano, se prepara "por todo lo alto" y con mucha antelación ante lo complicado de incluir una prueba de primer nivel en el calendario internacional.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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