El Congreso de EE UU vota mañana el TLC, clave para la política de Clinton
![Antonio Caño](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fbeac12ba-699c-4d3e-89c6-e30be1d9a86c.png?auth=74fed457e58f28ed1f5682cefdc437f0ffd7a482e0124e2212ab78e056c83af2&width=100&height=100&smart=true)
La Cámara de Representantes de EE UU votará mañana el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá. El acuerdo es vital para el presidente estadounidense, Bill Clinton, que debe convencer de la conveniencia de la firma a los congresistas más remisos, algunos de los cuales forman parte de su propio partido, el Demócrata. En palabras del vicepresidente Al Gore, una derrota de Clinton constituiría una verdadera "catástrofe" para la política exterior de la Administración demócrata.
Los intereses estratégicos de Estados Unidos pasan a veces por vender una escoba. Así, como suena. El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre los tres países norteamericanos se plantea teóricamente como una operación de trascendencia histórica para el futuro del continente y de las relaciones comerciales en el mundo pero para el Congreso norteamericano -o al menos para algunos congresistas- se trata de un asunto en el que hay que defender los derechos de los vendedores de escobas.Asociaciones de productores de ese y otros utensilios e fabricación básicamente artesanal se han quejado ante representantes parlamentarios de algunos Estados del medioeste de que su industria puede hundirse si se abre a la competencia con los productos fabricados en México, más baratos y, usualmente, de mejor calidad.
Presiones
La verdad es que los productores de escobas no cuentan decisivamente en la opinión de los congresistas, pero otros sí. Las empresas productoras de tabaco, por ejemplo, han advertido a los congresistas de sus Estados, en el sureste del país, que no los apoyarán en próximas elecciones si dan su voto afirmativo al TLC. Esos congresistas ofrecieron entonces al presidente votar a su favor si eliminaba el impuesto especial sobre el tabaco que será introducido en el plan de reforma sanitaria. La Casa Blanca rechazó la oferta y perdió media, docena de votos.El precio del voto afirmativo al TLC ha ido aumentando a medida que se aproximaba la fecha decisiva. Según fuentes muy próximas a la negociación, unos han pedido una planta de energía para el desierto, otros solicitan carreteras, colegios, cualquier cosa que pueda servir para que el diputado pueda convencer a su electorado de que votó a favor del tratado con México a cambio de un beneficio para su Estado.
El congresista demócrata Esteban Torres prometió, según fuentes vinculadas a la negociación, doce votos a favor del TLC a cambio de la creación de un banco en la frontera méxico-norteamericana. El banco fue creado, pero en el recuento actual se echan en falta once de esos doce votos.
Una decena de representantes republicanos, cuyos votos estaban ya contados a favor del tratado, hicieron llegar la pasada semana a la Casa Blanca una carta en la que exigen una serie de condiciones para mantener su respaldo al TLC.
En la recta fina e esta negociación el presidente Bill Clinton tiene continuos contactos con los congresistas, a veces individualmente, para comprobar si las peticiones de los diputados son posibles de satisfacer por la Casa Blanca.
El lobby mexicano hace ya tiempo que, a la vista del estancamiento político en Washington, decidió tratar directamente con las fuerzas reales de las diferentes Estados. "Es más útil que los empresarios mexicanos influyan directamente sobre los dueños de Caterpillar, que tiene 30.000 puestos de trabajo en Illinois, que todos los discursos de los ministros mexicanos", comentan fuentes que han trabajado en la negociación.
Cambio de opinión
Los negociadores mexicanos aseguran que el senador de un Estado que no quisieron mencionar cambió de opinión respecto al tratado 48 horas después de que hablase con él el presidente de una multinacional con 56.000 empleos en su territorio.Algunos representantes que no tienen especial interés por votar a favor o en contra del presidente quieren conservar en duda su voto como un arma para extraer mayores beneficios de la transacción. El propio presidente del subcomité de Asuntos Hemisféricos en la cámara baja (el responsable de América Latina), Robert Torricelli, demócrata por New Jersey, mantiene todavía dudas sobre su voto. El Gobierno confía en que los treinta representantes, aproximadamente, que todavía no han decidido su voto se decanten por el lado del sí.
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