Enigma en la Cataluña profunda
El secuestro de Maria Ángels Feliu ha marcado a los vecinos de Olot
El secuestro más largo y enigmático sucedido en España, el de la farmacéutica de Olot María Ángels Feliu, ha marcado a sus habitantes. Cuando falta menos de una semana p ara que se cumpla un año de la desaparición de Feliu -el próximo sábado 20 de noviembre-, la detención de Xavier Bassa y Joan Casals el 30 de octubre como autores del secuestro aumentó la perplejidad de los olotenses.
En esta población rodeada de volcanes extinguidos, donde "nunca pasaba nada", la vida cotidiana tiene un antes y un después del secuestro de una hija del poderoso empresario eléctrico Tomás Feliu de Cendra. La turbación de los vecinos, sin embargo, apenas se manifiesta externamente. Su carácter reservado les hace recelosos. Los comentarios se realizan siempre de puertas adentro. Muestra de ello lo constituye la negativa de cualquiera de los 27.000 olotenses a facilitar su identidad cuando son interrogados.
"He pensado en ella [en María Angels Feliu] todo el año", afirma una madre de familia que conoce a la farmacéutica y espera a su hija a la salida de la escuela. "No puedo hacerme a idea de que haya ocurrido una cosa así en una ciudad tan tranquila", señala otra mujer. Ambas reconocen haber variado sus comportamientos a raíz del secuestro. Uno de ellos es ir a recoger cada día a sus hijas cuando salen del colegio. La psicosis es tan fuerte que "incluso los críos han cogido miedo. Antes nunca querían que les acompañaras al colegio, y ahora no sólo no protestan, sino que lo piden", comentan.
Mientras aguardan a sus retoños, padres y madres forman corros con un único tema de conversación: María Ángels. "Los niños me dan mucha pena", comenta otra mujer, que como las anteriores no quiere dar su identidad, refiriéndose a los tres hijos de la farmacéutica, de edades comprendidas entre los dos y los seis años. "Esto tiene: muy mal aspecto", comentan la mayoría de los vecinos, que rehúyen llamar a las cosas por su nombre para manifestar que la desaparecida no será encontrada viva.Estamos en la mañana siguiente a la emisión del programa de Antena 3 TV Cita con la vida, de la presentadora Nieves Herrero. En el programa, el delator de los detenidos, Francisco Evangelista, y la compañera sentimental de uno de ellos, María Ángeles Mariño, en libertad provisional, protagonizaron un simulacro de careo. En el bar El Passeig no se hablaba de otra cosa: "Es una pena que Olot se haya puesto en el mapa por un tema escabroso", apunta un contertulio. Otros califican de "denigrante" la burda suplantación de la justicia en un caso todavía no resuelto y en el que la vida de las personas y su dignidad salió mal parada. El reality show, a su juicio, no esclareció nada.
Desconcierto
"Todo es muy extraño; no se entiende", comenta un cliente del bar al hablar sobre una prima de la secuestrada, Concepció Feliu. Ésta alojó en el hotel que codirige a María Ángeles Mariño cuando ya habían detenido a su compañero, Joan Casals, por el secuestro.
El extraño comportamiento de Concepció Feliu, que acompañaba en su coche a Mariño al aeropuerto cuando fue detenida y después fue al juzgado a interesarse por ella, ha abierto nuevos interrogantes.
Mientras tanto, un nuevo delator, cuya identidad es Luis A. M., ha venido a añadir más confusión.
Este hombre, conocido como el Africano, asegura que Casals le preguntó a mediados de 1992 "si conocía a alguien que tuviera mucho dinero" a fin de secuestrarle para extorsionar a su familia, según publicó ayer La Vanguardia.
El delator fue interrogado el pasado miércoles por la Guardia Civil de Barcelona, que le ha pedido que esté localizable.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.