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Argentaria prevé contar con más de 500.000 pequeños accionistas cuando cierre la privatización

Corporación Bancaria de España, Argentaria, culminará en poco más de una semana la privatización del 49,99% de su capital. Un proceso que ha durado ocho meses y que se cerrará, al menos esos son sus cálculos, con más de medio millón de pequeños accionistas y unos 280.000 millones de pesetas para las arcas del Estado. Esta doble operación ha revolucionado los mercados, pero también ha dejado varias interrogantes en el aire: ¿Podrá Argentaria jugar el papel de banco público con su nueva composición accionarial?, ¿se debería haber privatizado más y a mejor precio?

Hace dos años y medio, el Gobierno decidió agrupar a todos los bancos públicos en una gran corporación: Argentaria. El Banco Exterior de España, en el que había inversores privados aunque el Estado mantenía la mayoría, se fusionó con el Banco de Crédito Industrial y, junto a Caja Postal, El Banco Hipotecario, el de Crédito Local y el Agrícola, formaron Argentaria.Ahora, después de una doble colocación en los mercados bursátiles nacionales y extranjeros que va a durar ochos meses, casi la mitad de sus acciones van a pasar a muchas manos privadas.

El proceso de privatización de Argentaria es singular, además, por razones financieras, propagandísticas, estratégicas, sociales y hasta políticas. Un simple repaso de lo que ha ocurrido entre marzo y noviembre de 1993 descubre una de las grandes bazas jugadas por el equipo que dirige Francisco Luzón: el fuego cruzado de la información.

Por una parte, la avalancha de apariciones en medios de comunicación o la agresiva campaña de publicidad. Por la otra, los análisis de más de una veintena de analistas, las presentaciones en mercados nacionales e internacionales, las más de 150 entrevistas one to one con representantes de fondos inversores, o las más de 50 macropresentaciones lleevadas a cabo con grupos de potenciales compradores.

La transparencia y el diseño de la adjudicación de acciones son dos aspectos en los que se puede hablar de un antes y un después de Argentaria. Y precisamente hoy deberá dejar de funcionar una de sus innovaciones: la Oficina de Información y Registro.

A través de ella se han canalizado todas las peticiones del pequeño accionista 24 horas al día, siete días a al semana. Cuando hoy, a las 14.00 horas cierre sus ventanillas telefónicas, habrá recopilado más de un millón de registros entre los dos tramos privatizadores bajo la atenta mirada de los auditores de Andersen Consulting.

Esa espectacular demanda, acrecentada con la proviniente de otros agentes, requiere un tamiz específico. El proceso que sigue Argentaria para que los inscritos pasen a ser accionistas es doble. En primer lugar, cruza todas las peticiones para que no haya duplicidades.

Prorrateo original

En segundo, establece un prorrateo original, en el caso de la oferta dirigida a los pequeños accionistas. En lugar de ser proporcional a la inversión prometida por cada accionista potencial, practica un prorrateo por tramos de 25 en 25 acciones. "De esa manera intentamos que las peticiones de los pequeños accionistas queden más cubiertas", señalan fuentes de Argentaria.

Esta táctica no es la misma que la utilizada para los inversores institucionales, a los que se les aplica la más absoluta discrecionalidad en función de la calidad de la demanda.

Otra de las novedades puestas sobre el tapete bursátil por el equipo técnico de Argentaria será la de incorporar el segundo tramo al mercado sin que la acción deje de, cotizar. Para compaginarlo ha optado por fijar un rango de precios, es decir, determinar un mínimo (5.400 pesetas) y un máximo (6.050 pesetas) que permitan que una turbulencia no pueda ni hundir ni elevar excesivamente el coste de la acción en el momento de su salida al mercado.

Un salida que se producirá alrededor del próximo día 18, en función del ritmo de selección informática de los nuevos accionistas y, como consecuencia, de la determinación del precio. El primer tramo salió al mercado, el pasado 12 de mayo, a 3.800 pesetas y ahora el nivel de cotización gira alrededor de las 6.000 pesetas.

Hasta aquí, una completa estrategia. Los resultados también son elocuentes: se espera que más de medio millón de pequeños accionistas tengan intereses en Argentaria junto a unos 1.600 inversores institucionales y que todo ello suponga unos ingresos cercanos a los 280.000 millones de pesetas para las arcas públicas tan necesitadas de recursos en estos años.

Futuro inmediato

No obstante, al socaire de estos brillantes resultados hay múltiples discusiones abiertas. La más intensa, la que está en el centro del debate político, radica en la oportunidad o no de haber emprendido el proceso privatizador y de lo que esto supone en la dialéctica Estado-mercado.

En definitiva se trata de discutir si, con solo algo más del 50% en manos del Estado ¿Puede Argentaria seguir haciendo de banca pública?, ¿los 280.000 millones de pesetas por los que se ha vendido Argentaria justifican la operación?. O, en el otro lado de la balanza, ¿debería haber perdido la mayoría absoluta el Estado, e, incluso, el 100%?

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