El éxito de la huelga de Air France condiciona el diálogo con el Gobierno de Balladur
Los trabajadores franceses del transporte aéreo comenzarán hoy a negociar en posición de fuerza con los nuevos presidentes de Air France y Air Inter y el Gobierno conservador de Edouard Balladur. Su nuevo argumento será el éxito de la huelga convocada ayer por los sindicatos de todas las categorías laborales de esas dos compañías. Unos 10.000 trabajadores se manifestaron en los aeropuertos par¡sienses de Orly y Charles de Gaulle-Roissy, en los que fueron anulados 600 vuelos de Air France y Air Inter. Pero los sindicatos y los huelguistas estaban divididos sobre la conveniencia de volver hoy al trabajo.
Los huelguistas tenían la moral por las nubes. En la noche del pasado domingo, el Gobierno de Balladur forzó la dimisión de Bernard Attali, presidente de Air France, y retiró su denostado plan de reestructuración de la compañía. En la noche siguiente, la del lunes, el presidente socialista François Mitterrand declaró en la televisión que las exigencias de los huelguistas estaban repletas de "sentido común".Por último, un sondeo de BVA difundido ayer confirmó que el 63% de los franceses simpatizan con la actitud del personal de Air France.
La crisis de Air France ha revelado el talón de Aquiles de Balladur: su angustia ante la posibilidad de una explosión social. Obsesionado por el recuerdo de Mayo del 68, que él vivió como colaborador de Georges Pompidou, Balladur está dispuesto a todo para desactivar los conflictos.
Su firmeza frente a los norteamericanos en las negociaciones del GATT se explica por su miedo a una revuelta de los campesinos franceses. Su retirada frente a los trabajadores de Air France, por su temor a que ese combate se extienda por todo el sector público. Sobre el hasta ahora incontestable Balladur empiezan a llover las críticas. "El Gobierno", según Laurent Mauduit, de Liberation, "da la lamentable impresión de no saber qué rumbo seguir, y así da un día la prioridad al restablecimiento económico para otorgársela al siguiente a la paz social".
Balladur, según Ernest Cartigny, presidente conservador de la comisión parlamentaria de control de Air France, "ha puesto en cuestión el principio de autoridad" al ondear bandera blanca en el conflicto de Air France. Y así juzga el presidente Mitterrand la reacción del Gobierno: "Tras haber dicho que no retrocedería, no ha dado precisamente una señal de fuerza".
Debilidad de Balladur
La confesión de debilidad del primer ministro gaullista puede estimular los ardores reivindicativos en el sector público. Louis Viannet, líder de la CGT, Marc Blondel, de Force Ouvriére, y Nicole Notat, de la CFDT, coincidían en proclamar que la victoria de Air France, que ha seguido al éxito de la jornada de protesta en el sector público del pasado 12 de octubre, ha devuelto "la esperanza" al sindicalismo francés. "Ahora sabemos que los malos planes de reestructuración no son invencibles", dice Notat.El momento culminante de la jornada de ayer fueron las manifestaciones de 6.000 trabajadores en el aeropuerto de Orly, y de otros 3.500 en Charles de GaulleRoissy. Los manifestantes, que representaban a todos los sectores del transporte aéreo, incluidos pilotos y azafatas, llevaban múltiples pancartas en las que se leía: "Bienvenido el presidente Christian Blanc en esta jornada negra".
Christian Blanc, amigo del líder socialista Michel Rocard y especialista en negociaciones dificiles, ha sido nombrado sustituto de Bemard Attali en la presidencia de Air France. También ha habido relevo al frente de Air -Inter. Michel Barnard ha ocupado el puesto del destituido Jean Cyrille Spinetta.
Todos los vuelos de Air France estaban paralizados ayer, así como la mitad de los de Air Inter. En cambio, las compañías extranjeras podían trabajar con relativa normalidad en los aeropuertos parisienses. Los huelguistas habían renunciado a bloquear sus actividades. La dirección de los Aeropuertos de París informó que pudieron materializarse 900 de los 1.500 vuelos de salida o llegada previstos en Orly y Roissy.
La huelga de ayer fue la culminación de una protesta que se inició el pasado 12 de octubre en el servicio de carga de la aerolínea. Las movilizaciones se ampliaron a lo largo de la semana pasada, hasta el punto de provocar el cierre de los dos aeropuertos de París.
La jornada reveló que los huelguistas y sus líderes ya no tienen las ideas tan claras. Force Ouvriére invitó a volver al trabajo a partir de hoy. Según esa central, "sólo la negociació n puede consolidar la victoria".
Por el contrario, la CGT y la CFDT apoyaban la continuación de la huelga. "Tenemos que garantizar que el plan Attali -eliminación de 4.000 puestos de trabajo y reducción de ingresos para las categorías más bajas, en la perspectiva de una próxima privatización- no regresa por la puerta de atrás", decían.
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