El grito y la queja

Este joven catalán, triunfador en el último Festival Nacional del Cante de las Minas, ha vuelto a Madrid para convencemos de que efectivamente es un gran cantaor.Aunque el punto de referencia, inevitable, de La Unión sea de dificil acceso para él mismo, pues allí sus actuaciones fueron memorables, Miguel Poveda es un cantaor de fuste, muy largo de repertorio, que cultiva con acierto todas las gamas de cante, desde la minera que le dio el triunfo hasta la matriz de los estilos gitanos. En todos pone conocimiento y precisión en los matices. Tiene 20 años y canta como un viejo, con ecos frecuentes de Pastora, de Mairena, de Talega.

Qué raro es que un joven de los que salen ahora cantando eche mano de otro recurso que el grito puro y duro. Miguel Poveda da al grito lo que es del grito, pero nos conmueve también con frecuencia en esos cantes quejados, sentidos hasta lastimar. Lo que no quiere decir que no cometa errores, que en este recital tuvo alguno importante, comenzando por una falta de entendimiento en ocasiones con la buena guitarra de Pedro Sierra. Pese a ello, el alto vuelo del cantaor fue evidente.