La Comunidad Europea reconoce serias dificultades para su ampliación
Las negociaciones para la incorporación de Austria, Finlandia, Suecia y Noruega a la Comunidad Europea (CE) no estarán terminadas a finales de este año, tal como había recomendado el Consejo Europeo de Copenhague el pasado mes de junio. A dos meses de la fecha, sólo cinco de los 28 capítulos de negociación están cerrados. El comisario encargado de la ampliación, el holandés Hans van den Brock, intentó el pasado miércoles ofrecer una visión positiva a sus compañeros de la Comisión Europea, pero transmitió la impresión de que el retraso es tan sustancial que la adhesión es prácticamente imposible el 1 de enero de 1995.
La previsión más optimista es que las negociaciones terminen en marzo o abril de 1994, en cuyo caso el proceso de ratificación podría empezar a los cuatro o cinco meses, es decir, en otoño. Con igual celeridad debería producirse la ratificación de las adhesiones por parte de los Parlamentos nacionales. Aunque los documentos de la Comisión Europea hacen constar que todavía es posible una ampliación en enero de 1995, principalmente para no suscitar recelos entre los países que más empujan, la experiencia de las ratificaciones parlamentarias de los últimos meses permite pensar que a estas alturas ya no es realista que la familia comunitaria se amplíe en la fecha señalada.La Comunidad Europea no ha podido poner en marcha en todo el pasado año el Fondo Europeo de Inversiones (FEI), creado por iniciativa del Consejo Europeo de Edimburgo en diciembre de 1992. La creación del FEI requiere modificar los estatutos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), algo mucho más sencillo política y técnicamente que una ampliación. Pero en 10 meses sólo dos Parlamentos nacionales han ratificado la reforma, a pesar de la urgencia que plantea este mecanismo para estimular la inversión en un momento de profunda recesión.
A las dificultades de calendario se añade el retraso de las propias conversaciones. De 28 capítulos de negociación con los cuatro países, sólo hay cinco totalmente cerrados para todos ellos: libre circulación de trabajadores, protección de los consumidores, educación, legislación mercantil y política social. En otro capítulo, el mercado interior de los servicios, la Comisión considera que se han realizado "progresos sustanciales". Hay otros muy avanzados: en política industrial sólo quedan pequeños obstáculos por parte de Noruega; en estadística, por parte de Suecia.
Otros capítulos están muy retrasados, como es el caso de la pesca, cerrado sólo para el único país sin costas, que es Austria. Once están enteramente abiertos, entre los que destaca la agricultura, la política regional, la fiscalidad, la política económica y monetaria, seguridad y defensa, y justicia y asuntos de interior. Estos tres últimos estaban a la espera de la entrada en vigor del Tratado de Maastricht, por lo que deberán empezar a discutirse ahora.
Retraso de Maastricht
El retraso de Maastricht ha influido decisivamente en la lentitud de la negociación. Queda además, un capítulo teóricamente excluido, pero que constituye el meollo de la ampliación: se trata de la reforma institucional, que algunos países, como Francia y España, o en menor medida Alemania y el Reino Unido, consideran imprescindible antes de la entrada de nuevos miembros.
El país que tiene más capítulos cerrados es Suecia (10) y el que menos Noruega (7), que empezó la negociación tres meses más tarde. El buen alumno de los cuatro es Finlandia, en razón principalmente de que es el único país con una opinión pública claramente inclinada a favor de la adhesión. Su referéndum de ratificación será probablemente el primero, para intentar producir el efecto dominó sobre los otros países escandinavos.
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