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Siria exige al enviado de EE UU un acuerdo "global" para Oriente Próximo

La misión encabezada por el coordinador norteamericano para el proceso de paz en Oriente Próximo, Dennis Ross, actualmente en gira por la región, se topó ayer con la realidad: Siria, quiérase o no, tiene la clave. Y el Gobierno de Damasco, factor central de la compleja ecuación política en la zona, no da ninguna señal de que piensa abandonar el principio de la "solución global", mucho menos la fórmula de "paz a cambio de todos los territorios ocupados por Israel". Despunta así la perspectiva de un nuevo fracaso diplomático norteamericano tras el desastre de Somalia, la duda en Haití y las recriminaciones en Bosnia.

Si bien el acuerdo firmado hace más de un mes entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) produjo ilusión y euforia, ayer había muy poco material para mantener vivo el entusiasmo. Y entre quienes aguardaban sin lástima cualquier demostración de la falta de éxito de la política exterior de Washington se encontraba el ingeniero Ibrahim. Goshe, el exiliado portavoz del movimiento de la resistencia islámica en los territorios ocupados, Hamás.

Liberación de prisioneros

"La cosa", dijo refiriéndose al plan de paz nacido en Madrid .hace dos años y que ha cobrado su forma mas gráfica con el apretón de manos entre Yasir Arafat, presidente de la OLP, e Isaac Rabin en la Casa Blanca el 13 de septiembre, "no puede funcionar". "Se habla de dinero, pero se están ignorando cuestiones básicas, como los refugiados y el futuro de Jerusalén".

No obstante, en opinión de Hamás, la OLP de Arafat ha capitulado y los frutos de esa "apresurada y no consultada decisión" están comenzando a verse. De hecho, el primer ministro israelí ya ha dicho que quizá habría que prolongar el plazo para cumplir con los objetivos inmediatos: la retirada de las tropas israelíes de Gaza y Jericó como primer paso hacia la construcción de la autonomía provisional en esas dos zonas.

En el balneario egipcio de Taba, en las anchas playas del mar Rojo, israelíes y palestinos reanudaron los contactos establecidos hace dos semanas para tratar de dar forma y contexto a la histórica "declaración de principios" firmada en Washington. Sin embargo, aparentemente todavía no hay acuerdo para la cuestión más inmediata: el asunto de los 12.000 prisioneros palestinos.

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La televisión israelí anunció ayer que su Gobierno prevé la puesta en libertad de 2.000 de ellos en el plazo de dos semanas. Fuentes de las dos delegaciones manifestaron ayer que están a punto de llegar a un acuerdo sobre esta cuestión.

En este ambiente de súbita incertidumbre en torno a las cuestiones más apremiantes, las capitales árabes y miembros del Gobierno israelí en Jerusalén transmitían ayer un clima de impaciencia. Tanto árabes como israelíes desean que Ross complete su gira, escriba un informe y acelere la llegada del secretario de Estado, Warren Christopher. Árabes e israelíes quieren verse con el jefe, no con su emisario.

Muy a pesar de las expectativas israelíes, Christopher, decían anoche altos dirigentes árabes, debería comenzar su periplo en Siria. Es en Damasco donde la Administración de Clinton debería explicar su alejamiento del espíritu de la conferencia de paz.

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