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Pujol utilizará la debilidad parlamentaria del PSOE para ampliar competencias

El presidente de la Generalitat y de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Jordi Pujol, orienta la negociación con el Gobierno bajo la máxima de ahora o nunca. Pujol, caracterizado por su desconfianza permanente hacia los socialistas, ha dejado de lado sus reticencias históricas con el PSOE y trata de aprovechar al máximo la actual debilidad parlamentaria del Gobierno al tiempo que se muestra dispuesto a apoyarle, pero no a cambio de nada. En concreto, Pujol quiere abrir mesas de negociación sectoriales para incrementar el techo de las competencias autonómicas de Cataluña.

El presidente catalán ha dejado claro que en la actual legislatura habrá "una negociación permanente" entre los socialistas y los nacionalistas y que, al ser él quien tiene la llave para que Felipe González continúe gobernando, quiere disponer del máximo nivel de maniobra en la utilización de sus 17 diputados en el Congreso. Pujol, que ayer regresó de un viaje oficial de cuatro días por Estados Unidos, se muestra dispuesto a abrir tantas mesas sectoriales como sea necesario para tratar de sacar el máximo provecho para Cataluña. Así, ha puesto en marcha las mesas de agricultura y obras públicas, pero quiere extenderlas a todos los departamentos para conocer con exactitud en qué áreas la Generalitat puede aumentar su techo autonómico.Pujol no quiere compromisos irreversibles y está dispuesto sólo a ir dando pasos a medida que Felipe González haga lo propio. Incluso gráficamente ha señalado a sus colaboradores que él tan sólo irá "uno por delante". En síntesis, trata de hacer compatible la estabilidad y gobernabilidad de España con su lema tantas veces reiterado de que Cataluña "es nuestra prioridad".

Orientación política

Después de sus entrevistas del pasado septiembre con el Rey y con Felipe González, y tras el apoyo de CiU a los Presupuestos del Estado, Pujol ha asegurado cierta estabilidad al Gobierno. En su último encuentro con el presidente del Ejecutivo, Pujol obtuvo la impresión de que un voto negativo de CiU a los presupuestos conllevaría necesariamente unas nuevas elecciones generales, lo que tendría una repercusión muy negativa sobre la ya maltrecha economía española.El líder de CIU es consciente que en los próximos seis meses se fijará la orientación política, si no para toda la legislatura sí para su dos primeros años. "El Gobierno sabe que si no actúa con lealtad nos sentiremos liberados de cualquier compromiso y deberá buscar su estabilidad apoyándose en otra formación política", han comentado colaboradores de Pujol.

Desde las filas nacionalistas se valora positivamente el posibilismo con el que se comporta la Administración central ante cualquier iniciativa que plantea Pujol. Así, respuestas a actos de la Generalitat que en otros momentos hubieran sido de una gran dureza por parte del Gobierno, se han transformado en leves críticas. El ejemplo más claro fue el dado este misma semana por el ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, que tan sólo se limitó a señalar que no le gustaba la campaña de promoción que la Generalitat ha llevado a cabo en la prensa de Nueva York con motivo de la exposición de Joan Miró que se celebra en al citada ciudad. Solana manifestó que la campaña era provinciana.

Una respuesta de perfil mucho más bajo al de etapas anteriores y que orilla, sin duda, la controversia.

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Entre los colaboradores de Pujol se tiene la seguridad de que, para reforzar la idea de que el sí dado afecta sólo a los presupuestos, no pasarán muchas semanas sin que CIU se coloque al lado de la oposición en alguna iniciativa parlamentaria. De hecho, Pujol ya ha dicho que leyes como la de arrendamientos urbanos o la de residuos no serán votadas por CIU si no son radicalmente modificadas.

En las últimas semanas, Pujol ha adoptado una posición de árbitro frente al secretario general de CDC, Miquel Roca, y el líder de Unio Democrática, Josep Antoni Duran Lleida, partido coligado con Convergéncia. Con ello ha conseguido situarse como el negociador indispensable con el PSOE.

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