_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La sociedad secreta se mueve de nuevo

Álex Grijelmo

Les Luthiers son seguramente los únicos parodiantes que están a la altura de lo parodiado.

Graciosillos, chistosos, cómicos y farsantes desfilan a menudo ante nosotros para ofrecer un humor basado en imitar a quienes están situados muy lejos de ellos en el escalafón del arte. Muchos caricaturizan con éxito a Antonio Gala, pero nunca escribirán siquiera un párrafo que pareciera salido de su mano. Otros remedan los gestos de Alberto Cortez, y, sin embargo, jamás compondrían ni cinco compases de una de sus canciones. Algunos trinan como Julio Iglesias, pero en ningún momento de su vida habrían atraído la mirada de Isabel Preysler.

Les Luthiers, en cambio, podían haber sido unos magníficos músicos. Y, de hecho, lo son. Podían haber escrito poemas, cuentos y novelas. Y en realidad las redactan para. sus espectáculos. Pudieron dedicarse al mimo o al teatro. Y, en efecto, son capaces de aprovechar en sus actuaciones todos los secretos de las artes escénicas. Pero prefirieron mostrarlo todo a la vez, y buscar el lado gracioso del arte. Sus estudios acádérnicos de dirección de orquesta, de leyes y letras o de química y risica les han dado la altura suficiente para desentrañar lo ridículo que habita en todas las materias que aprendieron.

Más información
LOS MAJOS DEL BERGANTÍN.
El recital de Les Luthiers, risa a risa

Ahora van a mostrar los viejos temas que esperaban recuperar sus viejos seguidores, aquellos que formaron una sociedad secreta para adorarles (porque Les Luthiers nunca disfrutaron de promoción alguna, ni en emisoras ni en televisiones). La pequeña sociedad de admiradores españOles inconexos creada hace casi 20 años se ha multiplicado ya como una auténtica red de espionaje.

El humor hábil y profundo envuelve el trabajo de Les Luthiers. No hay en ellos nada de chabacano ni de hortera. Disfrutarán más quienes aprecien la finura y la ironía, los que perciban las variadas aristas de la música y sepan reconocer las caricaturas que esconden en sus notas; y, sobre todo, aquellos que tengan la mente limpia para reír sin miramientos.

Hubo quien les acusó de elitistas. Daniel Rabinovich, el más histriónico del grupo, responde así: "Decían eso y era verdad, actuábamos para las minorías porque al principio venía poca gente. Después empezó a venir más gente y dejamos de actuar para las minorías".

La intensa afluencia a la taquilla indica que, paradójicamente, quienes ahora consigan entrada volverán a ser una minoría, aunque entre todos sumen ya más espectadores que nunca. Eso sólo significa que la sociedad secreta ha extendido sus contactos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_