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Las aeronaves radiografían una zona de Guipúzcoa con cámaras térmicas para localizar el 'zulo'

Aviones del Ejército del Aire, junto a tres helicópteros de la Guardia Civil, tienen como misión desde ayer sobrevolar y fotografiar la zona de Guipúzcoa que peinan 500 agentes en busca del escondite donde ETA oculta al ingeniero Julio Iglesias Zamora. Tanto los aviones como los helicópteros están dotados con sensores térmicos que permiten realizar una minuciosa radiografía del lugar y localizar la presencia de escondites o personas ocultas a través de la detección de fuentes de calor. Es la primera vez que unidades militares participan en la búsqueda de un secuestrado. Hasta ahora, la colaboración de las Fuerzas Armadas en la lucha contra ETA se ha limitado a labores de vigilancia, como ocurrió en 1992 con motivo de los Juegos Olímpicos y la Expo.

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La dirección de la Guardia Civil se puso en contacto el miércoles con el Estado Mayor del Ejército del Aire para solicitar apoyo en el intenso rastreo que las fuerzas de seguridad realizan desde hace varias semanas de una zona de 50 kilómetros cuadrados de extensión en las proximidades de Andoáin (Guipúzcoa).La petición fue aceptada de inmediato y fueron impartidas las órdenes oportunas, por lo que el inicio de las operaciones sólo estaba pendiente ayer de unas condiciones meteorológicas favorables. Por parte del Ejército del Aire participan en la exploración aérea uno o varios Aviocar C-212, mientras que la Guardia Civil aporta tres helicópteros BO-105, que refuerzan la intensa búsqueda realizada en tierra.

Ambos tipos de aeronaves van equipadas con sensores termográficos, que detectan la existencia de focos de calor y permiten diferenciar un caserío abandonado de otro que está habitado. Expertos militares indicaron que con estos sistemas es posible detectar, en teoría y bajo determinadas circunstancias, la presencia de personas escondidas en el subsuelo.

La Fuerza Aérea cuenta con seis Aviocar adscritos al 403 Escuadrón, con base en Cuatro Vientos (Madrid), especializados en el levantamiento de mapas y planos para el Centro Cartográfico y Fotográfico del Ejército del Aire (CECAF). Estos aviones llevan equipos de fotografía aérea y sensores capaces de captar radiaciones del espectro infrarrojo, en su banda térmica.

En el pasado han realizado trabajos para el Instituto Geológico y Minero, como la localización de yacimientos de uranio, aunque hasta ahora no se habían empleado en la búsqueda de personas secuestradas. Los datos registrados por los sensores deben ser posteriormente procesados para formar imágenes y son interpretados por expertos del gabinete de Fotointerpretación del CECAF.

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Zona batida

La convicción de que el lugar donde ETA oculta a Julio Iglesias Zamora desde el pasado julio se encuentra en un área muy concreta de Guipúzcoa, ha originado que la Guardia Civil haya volcado todos sus esfuerzos en un milimétrico peinado de un área próxima a Andoáin.

La Guardia Civil ha concretado en este marco el lugar donde se esconde la infraestructura del comando Donosti. Los zulos localizados en Hernani y Urnieta tienen un mismo constructor: Javier Lasarte, detenido en Guipúzcoa el pasado septiembre. Se supone que realizó otros en esta zona que podrían servir de cárceles del pueblo.

Precisamente, varios detenidos en septiembre por la Guardia Civil tuvieron relación con los últimos integrantes conocidos de este comando, como Kepa Picabea y el etarra Intxausti, Karpocito, que huyeron antes de marzo a Francia. No hay pruebas de que hayan regresado y sean los autores materiales del secuestro, pero desde el comienzo del secuestro la inactividad del comando en lo relativo a asesinatos ha resultado patente. El único atentado con víctimas en Guipúzcoa desde julio, comienzo del secuestro, fue el asesinato de un guardia civil jubilado en San Sebastián mediante coche bomba el. pasado 16 de septiembre.

Tampoco existe constancia aún de que los secuestradores hayan utilizado el zulo de Urnieta -que contenía desperdicios de comida y alimentos sin consumir en mal estado-, pero sí se sospecha que los terroristas pudieron utilizarlo antes del comienzo del cautiverio de Iglesias. Expertos de la Guardia Civil están desarrollando un análisis técnico para tratar de datar tales restos de comida y comprobar si son previos o no al secuestro.

En todo caso, se estima que el escondite de Urnieta forma parte de una red de zulos diseminada en esta zona guipuzcoana, donde existe una fuerte implantación radical abertzale y se han producido varios robos de coches supuestamente destinados a ETA. La Ertzaintza también investiga en áreas próximas. Además, ETA esgrime dificultades técnicas para liberar a Iglesias, que podrían deberse a los peinados que desde hace semanas realizan la Ertzaintza y, la Guardia Civil.

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