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Yeltsin desmonta la organización de los 'soviets'

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, promulgó ayer un decreto que obliga a los sóviets (consejos o parlamentos) a reorganizarse inmediatamente en 68 territorios, pero nose ha atrevido a incluir los de las 21 repúblicas integrantes de la Federación Rusa. Por otro lado, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Oleg Lóbov, un íntimo colaborador de Yeltsin, ha abogado públicamente por suspender las elecciones presidenciales anticipadas que Yeltsin había anunciado para el 12 de junio del próximo año, antes de los sangrientos sucesos desencadenados el pasado fin de semana.

En una entrevista con el periódico 0bshchaia Gazeta, Lóbov manifestó que "no es preciso" organizar elecciones presidenciales anticipadas, una idea que, según dijo, había surgido en la Casa Blanca, la sede del disuelto Parlamento federal. Según Lóbov, el presidente había accedido a las elecciones anticipadas con la esperanza de llegar a un acuerdo con los diputados. "Ahora hay que mirar esto de otra forma", concluyó el funcionario, cuya relación con Yeltsin se remonta 2 los años 70, cuando ambos trabajaban juntos en el Partido Comunista en la provincia de SverdIovsk, en los Urales.Yeltsin, que fue elegido presidente en 1991, concluye su mandato en 1996. Las opiniones de Lóbov no necesariamente tienen que ponerse en práctica, ya que en la política rusa hay un alto grado de imprevisibilidad y, hoy por hoy, está por ver incluso que las elecciones parlamentarias se efectuén, tal como está previsto, el 12 de diciembre.

Aparte de los problemas técnicos para llevarlas a cabo, en el aire penden hoy muchas incógnitas, y entre ellas las garantías de participación para que el Parlamento resultante sea representativo de la sociedad y las medidas que estarán en disposición de emprender las organizaciones políticas vetadas. Diferentes fuentes aseguran que el equipo presidencial es estos días un hervidero de pasiones e intrigas políticas entre distintos grupos de influencia para conseguir buenas posiciones políticas.

El presidente eligió un procedimiento suave para reformar la estructura de poder representada por los sóviets, y renunció a disolverlos de un plumazo, tal como habían recomendado los sectores duros que han incrementado su peso en el Kremlin, según medios próximos al vicejefe del Gobierno, Serguéi Shajrái.

El sistema de sóviets, columna vertebral del poder legislativo heredada de la URSS, ha sido descabezado con la disolución del Sóviet Supremo, pero tiene miles de eslabones y millones de funcionarios a su servicio. Los territorios afectados por el decreto deberán sustituir los sóviets por Parlamentos (consistorios o dumas) con plantillas de 15 a 50 diputados permanentes. Una comisión federal especialmente formada al efecto elaborará propuestas para organizar los nuevos órganos de poder, así como las elecciones a estos órganos, y las presentará al presidente antes del 15 de octubre.

El decreto suspende las funciones de los diputados pertenecientes a los sóviets de los niveles inferiores de la jerarquía del poder, desde el barrio urbano a la aldea, y las transfiere a la administración local. En lo que a las repúblicas se refiere, el decreto se limitó a "recomendar" que efectúen una reforma, teniendo en cuenta las disposiciones emitidas para el resto de los territorios.

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El decreto presidencial supone un intento de no cercenar la continuidad legal del poder en provincias, y evitar la ruptura que ha supuesto la disolución del Parlamento federal. Esta ha sido la línea impulsada por Serguéi Shajrái, que hasta ayer estaba considerando su posible dimisión. Shajrái es partidario de métodos más conciliadores que las adoptados últimamente por el equipo presidencial en relación a los territorios rusos, y hubiera querido convocar el Consejo Federal inmediatamente y no esperar a finales de octubre, tal como ha dispuesto el presidente.

Transición civilizada

Entre los defensores de "una transición civilizada que evite el baño de sangre" a escala de los sóviets está Víctor Ignatenko, el presidente del sóviet de la provincia siberiana de lrkutsk, que ha propuesto un esquema de transformación del eslabón básico del antiguo régimen en consistorios más operativos.

La perspectiva de elecciones parece haber animado al ex presidente soviético, Mijail Gorbachov, quien, en una entrevista con el diario Komsomólskaya Pravda, dijo ayer que estaba dispuesto a "salvar" el país. Las recomendaciones de Gorbachov a Yeltsin para que sacara el Ejército de Moscú en el momento de mayor tensión política ha provocado cierta indignación. El influyente diario Segodnia acusó por ello al ex líder soviético de mezquindad, egoísmo y falta de conexión con la realidad, y criticó a las audiencias internacionales que todavía dan a Gorbachov un papel de "oráculo", a su juicio inmerecido.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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