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Rusia desea cambiar el tratado de limitación de fuerzas convencionales

Lluís Bassets

La Federación Rusa ha sugerido a algunos de los miembros de la CSCE (Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa) la posibilidad de modificar una parte del Tratado de No Proliferación de Fuerzas Convencionales o CFE (Conventional Forces in Europe) que debe entrar en vigor en 1995 y supone la eliminación de unos 10.000 tanques y armas de distinto tipo en todo el continente.El Gobierno de Yeltsin pretende obtener una derogación en el artículo 5 del tratado para mantener el actual despliegue de divisiones acorazadas en la frontera rusa del Caúcaso, donde ahora mismo se desarrollan dos guerras: una civil a tres bandas en Georgia y otra entre azeríes y armenios en Alto Karabaj.

Fuentes de la Alianza Atlántica aseguraron que esta petición ha sido realizada a título de sondeo y ha obtenido una respuesta negativa, tanto entre los países del área occidental como entre los del Este, y aún más por parte de Turquía. El Consejo Atlántico no ha recibido ninguna notificación de las autoridades rusas ni ha discutido la propuesta. Un portavoz de la OTAN desmintió la existencia de amenaza alguna en el mensaje mandado por Yeltsin hace unos quince días a algunas capitales.

La carta de Yeltsin asegura, según algunas fuentes, que las condiciones en que se firmó el tratado en 1990 han cambiado totalmente, por lo que no es posible seguir asegurando la estabilidad de la zona y disminuir radicalmente el armamento tal como está previsto. Fuentes diplomáticas citadas por la agencia Reuter aseguran que Rusia ha amenazado con retirarse unilateralmente del Tratado CFE en caso de no obtener satisfacción a su petición. Un portavoz del Ministerio ruso de Exteriores desmintió anoche a la agencia Itar-TASS haber amenazado con la retirada de las negociaciones, aunque admitió que Rusia vería con buenos ojos algunas correcciones del acuerdo.

Satisfacer a los militares

La idea de reconsiderar una parte del tratado empezó a circular justo en el mismo momento en que empezaba el enfrentamiento entre el Parlamento y la presidencia de Rusia. No se puede descartar, en consecuencia, que la propia petición de Yeltsin, así como su rechazo a una ampliación de la OTAN hacia Europa Oriental, tenga que ver muy directamente con la necesidad de satisfacer a los mandos militares en los días previos al asalto final contra el legislativo.

El Consejo Atlántico decidió ayer reforzar la cooperación con Rusia y apoyar el proceso de reformas encabezado por Yeltsin, durante la reunión semanal de los representantes permanentes de los aliados. "Vamos a seguir con Rusia la línea hasta ahora", aseguraron fuentes de la Alianza. Esto significa que se mantiene la idea de proponer una ampliación hacia algunos países de Europa oriental, idea que puede hacer camino en la cumbre de la Alianza en enero.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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