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El Gobierno y la Generalitat plantean a Volkswagen que amplíe capital en Seat para superar su crisis

Volkswagen ha invitado a la Generalitat de Cataluña a entrar en el capital de Seat. El primer dirigente del grupo alemán, Ferdinand Piëch, alentó ayer al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, a que dé este paso debido a las malas perspectivas de Seat para 1994. Pero tanto el Gobierno como la Generalitat han coincidido en echar agua a esta posibilidad. Al contrario, ambas instituciones han pedido a Volkswagen que aumente el capital de Seat en lugar de reducir sus pérdidas a través de la prevista venta de la factoría de Landaben. Ésa fue la principal exigencia que en sendas reuniones plantearon ayer a Piëch el vicepresidente Narcís Serra, en Madrid, y, horas después, Pujol, en Barcelona.

El vicepresidente del Gobierno exigió el mantenimiento de la marca española, su red comercial, su capacidad de desarrollo y de diseño, y la autonomía a la hora de aprovisionarse, frente a los planes de Volkswagen de desarbolar su filial.Pujol en cambio, fue más moderado en sus exigencias al poner como condiciones el mantenimiento del centro técnico de Martorell, el de la marca Seat, y que se garantice un uso mayoritariamente industrial en la factoría de la Zona Franca y, a ser posible, en el sector de la automoción.

Ferdinand Piëch y su director de compras, el español José Ignacio López Arriortúa, hicieron ver al Gobierno y a la Generalitat que Seat sufre un problema de productividad que, si se soluciona, hará viable la planta de Zona Franca, según fuentes próximas a las negociaciones.

La cúpula del consorcio alemán no concretó la reducción de plantilla que habría que realizar para recuperar la competitividad necesaria. Según las fuentes consultadas, Volkswagen confía en que la factoría de la Zona Franca tenga viabilidad, una vez superados los problemas actuales.

Análisis dramático

Sin embargo, Piëch hizo ante Pujol un análisis "dramático, peor de lo que se ha dicho hasta ahora" de la situación de Seat y le comunicó que las perspectivas para 1994 son más pesimistas que las de este año. Piëch invitó a Pujol a entrar en el capital de Seat -quizá, incluso, a través de una sociedad de nueva creación- "si Seat es tan importante para la economía catalana y española".

Las claras exigencias del Ejecutivo español contrastan con la escasa definición que Volkswagen ha mostrado hasta ahora sobre el futuro de Seat.

El consorcio automovilístico alemán, que en los últimos días se había comprometido a que Seat conservase "su independencia como marca dentro del grupo", no ha decidido aún si la filial española mantendrá su independencia desde el punto de vista empresarial.

Las preocupaciones de Pujol sobre el futuro del centro técnico de Martorell vienen a confirmar que Volkswagen contempla para Seat un futuro de absoluta dependencia de su Estado mayor en Wolfsburg.

En esta línea, Serra destacó el interés del Gobierno español en que "aumente el peso de los componentes españoles en la producción del grupo". Las compras de componentes a Volkswagen, brutalmente encarecidas por las tres devaluaciones de la peseta, ha sido una de las causas de la crisis a la que se ha visto arrastrada Seat.

Las crecientes insinuaciones de Volkswagen de que el Estado -Gobierno y Generalitat catalana- aporte capital público a Seat parecieron encontrar ayer poco eco en las autoridades españolas, tanto dentro de la reunión como fuera.

Serra sugirió que es el grupo alemán quien debe realizar aportaciones financieras y que éstas, además, no deben proceder de la venta de activos de la empresa. En este contexto, el Gobierno español apuesta por el mantenimiento de la planta de Landaben dentro de Seat. Una posición que Pujol expuso en los mismos términos poco después.

Antes de la entrevista de la cúpula de Volkswagen con las autoridades españolas, tanto el ministro de Industria, Juan Manuel Eguiagaray, como Pujol, descartaron la posibilidad de entrar en el capital de Seat.

Tras su entrevista con el Gobierno, los directivos de Volkswagen volaron a Barcelona, donde fueron recibidos por Pujol y su consejero de Industria, Antoni Subirà.

Las entrevistas entre Ferdinand Piëch y las autoridades españolas no han estado exentas de tensiones entre los ejecutivos central y autonómico. Según fuentes del consorcio automovilístico, el presidente del Gobierno, Felipe González, "montó en cólera al enterarse de que Pujol había concertado su entrevista con Piëch 24 horas antes", por lo que Serra se vio obligado a adelantar a su vez la cita, prevista en un principio para hoy, jueves.

Iniciativa per Catalunnya (IC) formuló ayer una interpelación en el Parlamento de Cataluña para que el ejecutivo catalán explique el alcance de la crisis de Seat. El grupo parlamentario de IU en Madrid pidió también la comparecencia del ministro de Industria.

A pesar de la honda preocupación que ha causado en Cataluña la posibilidad de que Volkswagen decida cerrar la factoría de Seat en la Zona Franca de Barcelona, en el hemiciclo sólo se encontraban presentes 34 de los 135 diputados autonómicos.

Ayer, por otra parte, debía haber tenido lugar la primera sesión del juicio contra López Arriortúa y Ferdinand Piëch por espionaje industrial. El juez de Francfort, sin embargo, aplazó la sesión hasta el cinco de enero de 1994, informa J. M. Font desde Bonn. El cambio se debe a la entrega por parte de Opel de un nuevo informe de 75 páginas.

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