Chávarri y Alexandra Fierro montan una estación de tren
La comedia ferroviaria y sentimental de Umberto Marino llega a Madrid
La estación, obra de Umberto Marino, con la que él y el director y actor Sergio Rubini cosecharon un importante éxito teatral y cinematográfico en Italia, llega mañana a Madrid, rodeada de un aura de expectación, de la mano del director Jaime Chávarri, la empresaria y actriz Alexandra Fierro; Fermín Cabal, como reponsable de la versión y adaptación; los actores Carlos Hipólito y Francis Lorenzo, y el escenógrafo y figurinista Julio Galán. Todos ellos coinciden con Chávarri cuando éste afirma: "La obra es una comedia de situación, de personajes, una comedia sentimental, realista, llena de elementos de la literatura romántica y de una comicidad que no. se basa en el chiste fácil, sino en la complicidad".
La actriz Alexandra Fierro quedó fascinada por La estación cuando la vio en Italia, y compró los derechos para su montaje en España. Ella quería abordar no sólo la producción, sino también la interpretación del único papel femenino del' montaje. Nada más lanzarse al proyecto buscó a Carlos Hipólito para que fuera el jefe de estación y protagonista de la obra, y a partir de ahí se fue creando el equipo que mañana estrena en el teatro Infanta Isabel de Madrid esta comedia de los noventa escrita por un italiano de 37 años.La estación cuenta una historia actual, con diferentes niveles de lectura: "Ello la convierte en un espectáculo para públicos muy diversos, tanto en edad como en gustos", dice Chávarri. La obra transcurre a lo largo de una sola noche en una minúscula y aislada estación de trenes. Sus protagonistas son tres personajes con caracteres, orígenes, educación y cultura distintos, que se ven obligados a convivir una noche que para ellos es única.
Chávarri, que cada vez muestra más su afición. por la dirección escénica, afirma que siempre buscó una carrera paralela en el teatro: "Me atrae mucho el parecido entre el teatro y la vida", dice, "cosa que en el cine ocurre menos. El teatro es más un recuerdo, una referencia, algo efímero, y me atrae ver mi trabajo como un préstamo que termino devolviendo a los actores, verdaderos propietarios del espectáculo".
El montaje ha sido abordado de forma realista. Los actores han evitado los simulacros escénicos y toman café, ven pasar los trenes, cierran verdaderas ventanas, cae lluvia, e incluso Renfe les ha cedido auténticas lámparas y un verdadero pito de tren, que deberán devolver al finalizar las representaciones. Eso sucederá después de estar una temporada en Madrid y realizar gira por diferentes ciudades de España.
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